El mismo día en que te das cuenta de que ver una serie concreta se está convirtiendo en una de las mejores experiencias de tu vida, al menos dentro del universo del entretenimiento, es el instante en que comprendes cuánto te va a doler su ausencia una vez haya terminado. Pasa igual con las personas, y más aún con los perros y gatos, cuya esperanza de vida es tan corta en comparación con la nuestra. Pero no se puede evitar, ¿verdad? Cuando quieres darte cuenta, has desarrollado un vínculo emocional donde antes no había nada.

Eso fue lo que me ocurrió con Lost, lo que me ocurrió tiempo después con Breaking Bad, y lo que, mucho más recientemente, me ha ocurrido con BoJack Horseman. Esta última, la que sin duda considero una de las mejores series de la historia, y la mejor protagonizada por un caballo, ha dejado una huella imborrable en mi mente (porque decir «en mi corazón» me parecía de un melodramatismo que no le hace justicia). Y ahora que, después de seis temporadas, se ha ido para siempre, queda un vacío difícil de llenar.

Pero había que intentarlo…, y es ahí donde entra en juego Undone.

No elegí Undone por casualidad. El catálogo de Netflix y Amazon Prime Video es demasiado extenso como para haber aterrizado en esta serie de forma fortuita. Llegué a ella, y ahora entenderéis la introducción, tratando de encontrar otros trabajos de Raphael Bob-Waksberg, creador de BoJack Horseman. En este caso, es más bien cocreador, pues comparte el título con Kate Purdy, quien también era guionista de BoJack. Motivos de sobra para ilusionarse, ¿no?

Undone es una serie reciente, de 2019, publicada en Amazon Prime Video. Únicamente tiene ocho capítulos cortos, de poco más de veinte minutos de duración. Suficiente para desarrollar toda la historia, por lo que no habrá segunda temporada. Y si la hay en un futuro, cosa que desconozco, probablemente sea con distintos personajes y acontecimientos. Así debería ser, pues queda perfectamente cerrada, por lo que pretender alargarla innecesariamente sería contraproducente. Y no voy a escuchar a quien insinúe lo contrario.

Alma es una chica estadounidense, aunque con raíces latinas, que a sus 28 años está sufriendo una crisis existencial. Tiene un novio que la quiere y la respeta, trabajo fijo cuidando a niños en la guardería, una madre y una hermana a las que se siente muy unida… Sin embargo, no es feliz. Ha caído en una rutina de la que no puede salir. Siente que todos sus días son iguales. Además, aunque han pasado muchos años, se ve incapaz de superar la muerte de su padre en un accidente de tráfico.

Alma se considera a sí misma un caso perdido. Cuando su hermana pequeña, Becca, le cuenta que su novio le ha pedido matrimonio, empieza a ser consciente del vacío de su interior. No porque ella también quiera casarse y tener hijos…, sino por todo lo contrario. ¿Qué está haciendo con su vida? ¿Qué quiere hacer? Sam, su novio, lo tiene claro: quiere tener hijos tarde o temprano. Pero ella no. Alma está convencidísima de que ese estilo de vida, la presión que la sociedad patriarcal le impone, no va con ella, y, por tanto, cree que está haciendo perder el tiempo a Sam.

Agobiada y en estado de ansiedad, Alma piensa en la idea de quitarse la vida. Con los ojos llenos de lágrimas, conduce su coche a toda velocidad por medio de la ciudad, sin prestar atención a los semáforos ni al resto de vehículos. Como es previsible, otro coche acaba impactando lateralmente contra ella, enviándola directa e inevitablemente hacia una farola.

Entonces, en el último momento, Alma ve a un hombre observándola desde la acera. Ese hombre, está convencida de ello, es su padre.

Tengo que reconocer que Undone me enamoró desde el primer capítulo. Cuando terminó, ya tenía en mí esa sensación que os contaba al principio: el dolor de la pérdida anticipada. Aun así, la vi casi del tirón. Y no puedo más que reafirmarme en mis primeras impresiones.

La experiencia que ofrece Undone es muy diferente a lo que estamos acostumbrados en una serie. Es una experiencia corta pero intensa, con mucha personalidad y esa magia que…, bueno, supongo que es subjetiva.

Lo primero que hay que aclarar, aunque ya lo habréis visto en las imágenes, es que se trata de una serie de animación. Ha sido creada mediante rotoscopia, un proceso que consiste en grabar las escenas con actores reales y después reemplazar esos fotogramas por dibujos calcados, además de añadir detalles y demás. Eso le proporciona una profundidad que no tienen las series de animación convencionales. Es como si estuviera a medio camino entre la realidad y la animación, de ahí la originalidad de la experiencia, especialmente con un argumento como éste, donde, después del accidente, en la cabeza de Alma desaparece la barrera que separa la realidad de la fantasía.

Por extraño que parezca, la rotoscopia ayuda a comprender mejor el estado mental de Alma. Un personaje que, todo sea dicho, está interpretado de manera magistral por Rosa Salazar. No sé si otorgarle este mérito a Rosa, a los guionistas, a los dibujantes o a todos juntos, pero han conseguido que, siendo una historia de fantasía, tenga una de las protagonistas que mejor transmiten sensación de naturalidad; de no estar actuando delante de una pantalla ni leyendo textos convenientemente escritos para la ocasión. Es un personaje que acabas amando por sus defectos. ¿Y no es eso precisamente lo que alabamos también de BoJack? Sin querer comparar a ambos personajes, claro, ya que BoJack es un cabrón que sufre las consecuencias de sus malos actos, y Alma, en cambio, es una buena persona, o más bien una persona aparentemente normal, que sufre por no ser igual que los demás. Algo con lo que muchos nos podemos identificar.

No quiero pasar por alto tampoco la banda sonora, que me parece una delicia. Por algún motivo, me suena más a banda sonora de videojuego que de cine o serie. Por algún motivo, cuando la escucho me acuerdo de Folklore. Algunos temas, incluso, podrían encajar perfectamente en una serie de terror.

Habitualmente, cuando veo otras obras desde mi punto de vista de novelista, o más bien de «creador de historias», no puedo evitar pensar en cómo habría hecho yo tal o cual cosa. No necesariamente porque considere que sea necesario o que habría funcionado mejor de cara al público, ya que rara vez es ésa mi intención. No es cuestión de calidad, sino de cómo enfocar una historia. En Undone, sin embargo, no cambiaría absolutamente nada. Como mucho, solucionaría el defecto de que no aparezca mi nombre en los créditos, porque me habría encantado formar parte de un proyecto así, en cualquiera de sus apartados.

Un argumento intrigante, una banda sonora maravillosa, un apartado visual que puede marcar un antes y un después, personajes realistas y dotados del escaso don de la naturalidad…

Puede que haya otras series que considere mejores de forma objetiva o subjetiva, pero, insisto en ello, Undone me parece perfecta tal y como es. Desde hoy y hasta el fin de los días, miembro perpetuo del club de mis recomendaciones personales.