Me falta algo
No la encuentro. De verdad que no sé dónde está. Lamento alarmarles, pero esto es muy grave. Lo más grave que me ha pasado nunca. Al menos, desde que tengo un blog. ¡Por favor, amados lectores, ayúdenme a recuperarla!
Calma, calma. Denme unos segundos para que me relaje. Ahora les cuento lo que me ha pasado, a ver qué les parece. Les aseguro que es lo más sorprendente que van a ver en todo el año. O década. ¡O lustro! Ah, pero eso es menos.
Uno, dos, tres, cuatro… Ya está. Comencemos.
Lo que les contaba: ¡que esa condenada se ha esfumado de la noche a la mañana! No me lo puedo creer. Qué mala suerte tengo. No sé exactamente a qué hora pasó, yo me he enterado hace un rato. Tampoco sé la razón, de haberla. Porque ¿la hay? Tal vez no. Hay cosas que pasan y punto, supongo. ¿Qué le voy a hacer?
Debemos buscar juntos. De ese modo tardaremos menos, seguro. Con su ayuda, la de todos ustedes, la hallaremos en menos que canta un gallo. No puede estar lejos. El caso es que ayer no noté nada extraño. Nada me daba a entender que esto fuese probable. Ha pasado tan de repente… Por muchas vueltas que le dé, no soy capaz de comprenderlo. Es absurdo.
Vale, pensemos con calma. Repasemos nuestros pasos. Ayer estaba y hoy no, eso puedo asegurarlo completamente. Lo recuerdo porque la usé. Por lo tanto, la clave debe de hallarse en algún punto temporal entre ambos momentos. ¿A qué nos conduce eso? ¿Se les ocurre algo? Porque yo me he quedado como antes. En resumen: sabemos poco, cerca de nada. Y cuantas más vueltas le doy, menos claro lo tengo. Es todo tan confuso…
Tal vez se trate de un problema pasajero y acabe arreglándose solo. Claro, debe de ser eso. Es lo más razonable. Lamento haberles preocupado. Comprendo que es un asunto que no les atañe, por lo que debo de estar molestándoles con tanto alboroto. Perdónenme por ser tan descortés. Regresen a sus quehaceres, que ya me ocupo yo del resto.
…
¿Se han quedado? ¿Por qué razón? ¿Es que les gusta verme pasarlo mal? No, no. Seguro que no es por eso. Me decanto por pensar que son buenas personas, y que se preocupan al ver el malestar de los demás. Se lo agradezco de corazón.
Aún deben de estar preguntándose de qué va todo esto, ¿verdad? Lamento no poder emplear palabras más concretas para detallar el problema. Es un asunto extremadamente complejo, créanme. Ojalá fuese capaz de hallar la manera de hacérselo entender. Pero no es el caso. Debo confesar que no doy para más. Cada uno tenemos nuestras flaquezas, no les avergüence reconocerlo. Es la mejor forma de aprender y mejorar. De crecer. Los fracasos nos fortalecen. Tal vez deba aceptarlo en vez de perder toda la mañana, tarde y noche buscando.
Total, a estas alturas, no creo que vaya a reaparecer nunca. Sospecho que se fue para no volver jamás. Deshagámonos de ella. Hagamos que lo lamente. Perdón por el lenguaje, pero ¡que le den!
Cuánta desazón por tan poca cosa… Con todas las letras que hay en el alfabeto, ¿qué más dará una más o una menos? ¡Nada de nada, háganme caso! No en vano, acaban de comprobarlo con este texto. ¿Cuán relevante puede ser una sola vocal?
0 comentarios