No soporto que me den órdenes. Irónicamente (o no), soy la persona más predispuesta a hacer favores que vais a conocer nunca. Es decir, soy la clase de persona que te ayuda en una mudanza aunque apenas nos conozcamos. La clase de persona que dona dinero a la Wikipedia. Si las formas son correctas, actuáis de buena fe y no me supone un perjuicio, ahí me tendréis, el primero. Pero no me deis órdenes. No tratéis de obligarme a hacer algo, ni aunque haya dinero de por medio. El empleado no es un esclavo ni una posesión del empleador. Odio ese clasismo tan rancio.
En ese sentido, haber dejado atrás mis trabajos anteriores fue toda una liberación. Ya no respondo ante nadie. Ni siquiera cuando cumplo un encargo no autopublicado tengo la sensación de estar trabajando para alguien. Si acaso, podemos considerarnos socios. La principal diferencia con respecto a la mayoría de empleos por cuenta ajena, es que aquí recibo un porcentaje directo de las ventas, por lo que no dejo de ser responsable y beneficiario en primera instancia de mi obra, no un trabajador más en la sombra. Mi nombre sale en la portada. Yo marco los plazos, establezco mis horarios, me concedo días libres… O se hace como yo quiero, o no se hace. Es mi manera de rendir al máximo.
A veces bromeo con que trabajo para Amazon, ya que es mediante esa plataforma donde obtengo, con mucha diferencia, la mayor parte de mis ganancias. Sin embargo, la práctica demuestra lo contrario: son ellos quienes trabajan para mí; no a cambio de un sueldo fijo sino de una comisión. Yo escribo y diseño (con ayuda, en el caso de las portadas). Ellos venden, imprimen y envían los libros. A diferencia de mí, no deciden su horario. Deben ponerse manos a la obra tan pronto como se produce una venta. No pueden tomarse vacaciones (como empresa, aunque sí, obviamente cada uno de sus empleados), porque vendo libros todo el año. Si tardan, es únicamente porque tienen multitud de encargos anteriores. Sus jefes somos muy numerosos.
En realidad, es imposible no tener jefe. Si tu jefe no es otra persona o empresa, significa que lo eres tú mismo. Así que prepárate para odiarte. Ya lo dice el refrán: «Donde hay confianza, da asco». Y ¿con quién tienes más confianza que contigo mismo?
Nunca nadie me puso tantas normas como yo a mí mismo. Nadie me exigió tanto. Si quieres sacar rentabilidad, debes apretarte las tuercas. De lo contrario, si eres demasiado indulgente, te arriesgas a fracasar. Una realidad que se agudiza cuando vives en la cuerda floja…
Es por eso que, cuando eres tu propio jefe, también debes fundar tu propio sindicato. ¡Reclama tus derechos y trátate a ti mismo como a ti mismo te gustaría que te tratases! En mi caso, supuso una larguísima negociación, que duró varios años. No voy a decir que llegara a odiarme, pero os aseguro que me di motivos para ello. Haber firmado las paces, haber aflojado la soga, me ha convertido en un mejor empleado y en un mejor jefe. Encontrar el equilibrio es complicado, pero todos debemos hacerlo. Porque si ya es humillante que otros te traten como simple mano de obra, como una herramienta deshumanizada a la que exprimir, resulta mucho más indignante, por no decir algo peor, que seas tú mismo quien te concedas dicha etiqueta.
Dicho esto, doy por finalizado el artículo, que aún tengo otras tareas por delante y mi jefe empieza a impacientarse.
No soporto que me den órdenes.
Recientemente probaba Grammarly premium, y una cosa que hace y que LanguageTool no (al menos no la versión gratuita) es que te señala (y te sugiere como corregir) cuando una frase con la que pides hacer una cosa a alguien, suena más a una orden que a un favor (y, por tanto, sea menos probable que la gente lo haga). ¡Si hubiera tenido esta herramienta hace años, cuando te
ordenabapedía por escrito hacer ciertos cambios al blog, seguro los hubieras implementado todos!Qué bueno, puede ser muy útil.
Grande Chris. No te visito todo lo que me gustaría, yo solo vengo a por los relatos, aunque no suelo comentarlos (en algunos si).
Una vez que llegas a esto no hay vuelta atrás, no creo que puedas tener jefe o lo tendrás durante poco tiempo 🙂
No me sentiría cómodo, eso seguro.
«Hoy escribo sobre ser tu propio jefe»
No se pq esperaba una mención (aunque sea a modo de chiste) sobre Herbalife, ventas de bitcoin o estafas piramidales
Y sí, ser tu propio jefe es duro pero una vez que lov logras es liberador pq manejas tus horarios y las ganancias son para ti de manera mas directa y manejable
¡Por supuesto! La prueba está en que prefiero mantenerme así que volver a «esclavizarme» ante otros.