Guía argumental de Final Fantasy VII Remake Episode Intermission
Guía argumental de Final Fantasy VII Remake Episode Intermission
Fecha de publicación: 29 de junio de 2021
Autor: Chris H.
Fecha de publicación: 29 de junio de 2021
Autor: Chris H.
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La historia de Episode Intermission, o la mayor parte de ella, transcurre entre los capítulos 14 y 24 de la guía argumental de Final Fantasy VII Remake. ¡Pero no dejéis que esto os lleve a engaño! Aunque os podáis sentir tentados a jugar, leer o ver este episodio extra antes del capítulo 25 de la guía argumental, lo correcto es esperar al final, tras el desenlace de FFVII Remake. ¿El motivo? Que la cinemática que cierra Episode Intermission se distancia de todo lo visto hasta entonces, situándose en un punto temporal posterior a la conclusión del juego. Así pues, recomiendo encarecidamente respetar la numeración de los capítulos.


Capítulo 40 – La agente de Wutai

  Yuffie Kisaragi acaba de llegar a Midgar. ¡Genial! Espera, pero ¿quién es esa tal Yuffie a la que todo el mundo conoce? No olvidemos que estamos en Final Fantasy VII Remake, por lo que hay que tratarla como lo que es: un personaje nuevo.
  De esta Yuffie no sabemos casi nada. Se trata de una joven ninja de Wutai, una lejana nación que ha sido mencionada varias veces, siempre de pasada, en el transcurso del juego. Años atrás, Wutai estuvo en guerra contra Midgar, con victoria para estos últimos. Fue allí donde falleció el marido de Elmyra, la madre adoptiva de Aeris.
  Avanzamos al capítulo 24. El presidente Shinra y Heidegger ordenaron a los Turcos derribar el pilar del Sector 7 y culpar de ello a la organización ecoterrorista Avalancha, a los que acusaron de colaborar con Wutai. La población de Midgar se lo creyó, lo que despertó su sentimiento patriótico y, por consiguiente, su confianza en la empresa Shinra, auténtica dueña de la ciudad…, y no precisamente “en las sombras”. Objetivo conseguido.
  Aunque aquello fue un engaño de la cúpula de Shinra, lo cierto es que Avalancha mantiene contacto con ciertos individuos de Wutai interesados en liberarse del dominio de Midgar, o, incluso, en vengarse por todo el dolor sufrido. En lo único que se equivocaron fue en a quién señalaron como culpables, pues no eran Barret, Tifa y compañía, sino otra célula diferente de Avalancha. El propio Biggs lo menciona en el capítulo 8:
  —Se dice que han hecho un trato con Wutai. Por lo visto, les han prometido todas las materias de Midgar. A veces creo que somos los únicos conscientes de que hace años que acabó la guerra.
  Interesante. Usemos esas palabras como punto de partida de Episode Intermission, pues ese es, precisamente, el motivo de que Yuffie Kisaragi haya viajado hasta la ciudad de Midgar. Avalancha les ha prometido, a ella y a un compatriota de Wutai con el que debe reunirse a poco tardar, una forma de acceder al edificio Shinra, cuartel general de la “Compañía de Electricidad y Energía Shinra”. El objetivo de ambos ninjas es robar una materia poderosa que, según los informes de inteligencia, está fabricando el departamento de desarrollo armamentístico de Shinra. Una misión no demasiado sensata, todo sea dicho, pero que, de salir bien, debilitaría tanto la capacidad ofensiva como la moral de Shinra. Un robo de gran valor simbólico.
  Yuffie acordó encontrarse con un agente de Avalancha en el exterior de los suburbios, la zona baja de Midgar. Para reconocerse, ambos debían llevar gorros con pompón de moguri, unos pequeños y adorables seres alados. Sin embargo, nadie acude al encuentro de la joven ninja cuando ésta llega al punto acordado. En su lugar, lo único que hay es un póster… ¿con una figura de moguri? ¡No puede ser casualidad! La chica comprende enseguida que debe seguir los pósteres de moguris para llegar a su destino.
  —Esta ciudad es una cloaca… Y eso que la llaman “la cumbre de la civilización”. Eso es publicidad engañosa. “La ciudad del mako”, dicen… ¡“La ciudad de la mugre”, más bien!
  De camino, la autodenominada “cazadora de materias y agente especial del nuevo gobierno de Wutai” se topa con varios tipos extraños, todos ellos ataviados con túnicas negras y con tatuajes numéricos casi idénticos en sus brazos izquierdos. El primero lleva un “11”. El segundo, un “20”. En el brazo del tercero se vislumbra un “16”. Ninguno parece estar en sus cabales, pues tienen la mirada perdida y apenas hablan, más allá de susurrar palabras sueltas como “unión” o “Jénova”.
  La primera impresión que Yuffie se está llevando de Midgar, desde luego, no es precisamente idílica…

Capítulo 41 – Contacto con Avalancha

  Los moguris guían a Yuffie hasta la zona habitada de los suburbios del Sector 7. Nada más llegar, la ninja se topa con un grupo de gente arremolinada frente a un televisor, en el que se muestra a una mujer rubia hablando a pantalla.
  —Hemos desactivado por el momento el reactor nº5, y los incendios se encuentran ya bajo control. Los habitantes de nuestra querida ciudad pueden estar tranquilos, pues no se prevén complicaciones de ningún tipo. Por el momento, estamos investigando las posibles causas, aunque todo apunta al uso de una bomba similar a la empleada en el atentado contra el reactor nº1.
  Esa mujer rubia, como ya deberíais saber a estas alturas, es Escarlata, la directora del departamento de desarrollo armamentístico de Shinra. En el capítulo 14 de la guía argumental de Final Fantasy VII Remake pudimos ver esas mismas imágenes de televisión, aunque desde el punto de vista de Cloud y Aeris, recién llegados al Sector 5. Pero no nos desviemos.
  —¿Yuffie?
  La ninja se gira al oír una voz masculina a su espalda. Se trata de un chico con el pelo teñido de rubio, aunque no es eso lo que más llama la atención, sino el gorro de moguri que lleva en la mano.
  —¿Eres de Avalancha? —le pregunta Yuffie.
  —Soy Zhijie —“Z H I J I E”, por si acaso os liáis con las “i” y la “j”—. Sígueme.
  —Oye, ¿por qué no fuiste a buscarme?
  —Pensé que una agente W aventajada se las apañaría sola.
  —Sí que soy aventajada —responde sin rastro de humildad—, pero es mi primera visita a Midgar. ¿Y qué es una “W”?
  —Todo aquel que viene de donde tú. Piensa en ello como un nombre en clave. No me puedo creer que hayan asignado la misión a una niña…
  —¡Esta niña puede patearte el culo! —protesta Yuffie.
  —Sólo quería decir que eres muy joven.
  —Sí, tranquilo, te he entendido perfectamente —concluye ella, nada satisfecha con esa excusa.
  Zhijie conduce a su invitada hasta el sótano de una casa próxima, que hace las veces de sala de reuniones para los miembros de esa célula concreta de Avalancha. Allí los esperan otros dos chicos, Billy Bob y Polk, además de una chica llamada Nayo. Es hora de que la ninja se presente tal y como tenía ensayado.
  —Hola, soy Yuffie, cazadora de materias y agente especial del nuevo gobierno de Wutai. Mi misión es colarme en el edificio Shinra y robar la materia suprema, ¡para que nuestro enemigo común vea lo que vale Wutai! ¡Gracias a vosotros, camaradas de Avalancha, va a ser superfácil!
  —Se te ve animada, ¿eh? —dice Billy Bob.
  —¡Y tanto! Por cierto, ¿ya ha llegado mi socio Sonon? Se suponía que sí.
  —Llegó hace tres días —le informa Polk.
  —Ha salido —añade Nayo—. Parece estar disfrutando de Midgar.
  —Ah, ¿sí? —Yuffie no oculta su descontento.
  —¿No has traído equipaje? —pregunta Polk a la joven ninja.
  —No hace falta —responde ella—. Todo ninja que se precie viaja sin equipaje. Lo único que traigo es un recuerdo de Wutai: ¡las famosas alubias Da-chao! Que aprovechen.
  Yuffie entrega una alubia a cada uno de sus nuevos aliados. Billy Bob y Polk son los primeros en darle un bocado…, y a punto están de perder los dientes en el proceso. A Nayo tampoco le resulta sencillo. Zhijie, por su parte, prefiere guardársela para más tarde. Yuffie, en cambio, es capaz de comerse seis a la vez. Vaya mandíbula tiene la niña.
  —Por favor, Yuffie, espera aquí a Sonon —le pide Zhijie—. Yo tengo que salir. Vuestras ID ya tendrían que estar listas para recoger.
  —¡Entonces voy contigo! —se ofrece ella.
  —Mejor no. Tienes pinta de ir sembrando el caos por donde pasas.
  Zhijie se marcha antes de que Yuffie tenga tiempo de replicar.
  Mientras espera, la ninja charla con los otros tres miembros de Avalancha por separado. Nayo es la primera elegida.
  —Cuéntame dónde guardan esa materia en el edificio Shinra. No escatimes detalle, que sé que estás enterada.
  —La verdad es que no —replica Nayo—. No sé dónde la guardan exactamente. Lo que sé es que, para la mayoría de casos, Shinra trata las materias como armas. Es decir, que son competencia de desarrollo armamentístico, que está en el sótano.
  —Ya veo… Así que Shinra guarda su materia supersecreta en el sótano. —Yuffie ríe—. Ay, materita de mis amores, pronto serás mía…
  —Ten cuidado, ¿vale? Por favor. —Nayo cambia de tema—. ¿Todavía no ha vuelto Sonon? Estará en el Mercado Muro.
  —¿Qué es eso?
  —Digamos que es… un lugar para disfrutar de pasatiempos para adultos. Los establecimientos son muy variados. Es difícil de explicar.
  —No, creo que lo entiendo —dice Yuffie—. Te refieres a bares llenos de humo, en los que sirven bebidas tan amargas que dan ganas de vomitar. Donde los clientes se emborrachan y se quejan de que “los jóvenes de hoy en día no saben lo que es trabajar”. “Van a ser la ruina de este país”. ¡Pero no se dan cuenta de que ellos son el problema! —Razón no le falta—. Hay un sitio así en Wutai, lleno de viejos que viven de copa en copa. Se llama El Paraíso de las Tortugas.
  —¡Anda! —exclama Nayo, sorprendida—. Creo que en Midgar también hay un Paraíso de las Tortugas. No me preguntes dónde, porque no he estado nunca, pero he visto carteles.
  —Ah, ¿sí? —Yuffie acaba de tener una revelación—. ¡Quieren acabar con Midgar empezando por los borrachos! ¡Viva El Paraíso de las Tortugas!
  Yuffie sospecha que pueda tratarse de guerreros infiltrados, aunque todo apunta a que no son más que trabajadores de Wutai tratando de ganarse la vida de forma honrada en Midgar.
  —Ahora que lo pienso —sigue Nayo—, hay un hombre que se dedica a poner carteles de ese bar. Lo llaman “Don Caparazón”.
  No es más que una búsqueda secundaria, por lo que no ahondaremos en este asunto. ¡Turno de Billy Bob!
  —La materia que busco está en el edificio Shinra, ¿no? —pregunta Yuffie—. ¿Me dices dónde está?
  —Ya sabrás que hay otra ciudad construida en la plataforma sobre los suburbios —explica Billy Bob—. El edificio Shinra está en el centro. No tiene pérdida. Para infiltrarte, primero tendrás que subir a la plataforma. Polk te dirá cómo.
  Billy Bob habla a Yuffie de otra misión opcional, como es el simulador de combate virtual de Chadley, con el que la ninja de Wutai puede obtener la materia de invocación de Lamú. Mencionado queda. Pasamos al último de los miembros de Avalancha: Polk.
  —Pareces nerviosa —dice el chico.
  —Quiero memorizar bien el plan —responde Yuffie—, incluyendo cómo subir a la plataforma y esas cosas.
  —Veamos… Si tuvieras una ID válida, subirías en tren y ya está. Pero eso es imposible, según están las cosas. Hay más seguridad que nunca. Yo, en tu lugar, me esperaría a que se calmara un poco la situación.
  —¿Que espere? ¡Quiero ir ya!
  —Pues adelante. —Polk se encoge de hombros—. Conseguirás que te maten.
  —Qué borde…
  Aún van a tener que esperar un rato más, por lo que Polk se ofrece a enseñar a Yuffie cómo jugar a Fuerte Cóndor, un juego de mesa que está de moda en Midgar. La chica, incluso, puede retar a otros jugadores y subir de nivel, hasta vencer al campeón, que es el propio Chadley. En fin, otra misión opcional. Muy divertida, eso sí, pero nada que merezca la pena mencionar en la guía argumental.

Capítulo 42 – Operación Abajo Midgar

  Tras una larga espera, Sonon llega al escondite de Avalancha, donde se reúne con Yuffie, Nayo, Billy Bob y Polk. Al contrario de lo que se pudiera presuponer, como estamos a punto de comprobar, los dos ninjas no se conocen en persona.
  —Me sorprende lo poco que te pareces a tu padre —dice el recién llegado—. Encantado de conocerte. Soy Sonon Kusakabe. Tuve el honor de ser pupilo de Godot.
  —No quiero hablar de él —lo interrumpe Yuffie—. Prefiero hablar de lo bien que te has integrado en Midgar, disfrutando de pasatiempos para adultos. ¡Seguro que has estado emborrachándote! Lo último que necesito es un socio que va apestando a alcohol, como un viejo fracasado. Hablando de beber, ¿has ido a El Paraíso de las Tortugas? Si formas parte de la Operación Abajo Midgar, sí te acepto como socio, y la próxima vez voy contigo. Tranquilo, se me dan bien las cosas de adultos.
  Sonon se ha quedado sin saber qué decir ante tal acumulación de sinsentidos.
  —No sabía que la misión se llamara Operación Abajo Midgar —dice el ninja—. Aun así, estoy deseando trabajar contigo, jefa.
  —Ah, ¿soy tu jefa?
  —Claro. Yo soy mayor que tú, pero tú tienes más experiencia previa.
  —Pues… ¡tienes razón! —Yuffie se muestra ilusionada de repente—. “Jefa”, ¿eh? ¡Me gusta! Mucho mejor eso que tratarme como una niña.
  —Cuando volvamos a casa con la materia, lo celebraremos en El Paraíso de las Tortugas.
  Sonon ha sabido ganarse a Yuffie rápidamente. Lo cierto es que son tan diferentes en cuanto a personalidad como en estilo de combate. Ella es pequeña y ágil, experta en el uso del shuriken. Él, más alto y fuerte, domina el bastón. En cierto modo, se complementan.
  De repente, un pájaro, probablemente una paloma, entra volando al sótano de Avalancha. Lleva un mensaje atado a la pata, que Polk se encarga de leer.
  —El paquete está listo —informa al resto—. La recogida será en un depósito del almacén municipal.
  Nayo se ofrece voluntaria para guiarlos hasta allí. Los dos ninjas la siguen a través de las calles del Sector 7.
  —¿Adónde vamos exactamente? —pregunta Sonon.
  —A recoger vuestras ID. Sin ellas, no podréis subir a la plataforma.
  —Yo creía que Zhijie se iba a encargar de las Sí-Des. —Es como Yuffie pronuncia “ID”—. ¿Ya no?
  —Sí —explica Nayo—, pero ésas son otras. Hace falta más de una ID o dos para sobrevivir aquí. No olvidéis que Midgar es “de Shinra y para Shinra”.
  —¡Son unos tiranos! —grita Yuffie.
  —Guarda las garras, jefa —dice Sonon—. Ahora estamos en su territorio.
  Para amenizar el trayecto, Nayo saca un nuevo tema.
  —Bueno, Yuffie, ¿qué te parecen los suburbios?
  —Hay demasiada gente, no lo soporto. ¡Y apesta! ¿Cómo podéis vivir aquí?
  —Es verdad que apesta —responde Sonon—, pero al final uno se acostumbra.
  —Y a la muchedumbre también —añade Nayo—. Al final se les acaba cogiendo cariño a estas calles.
  —Espera un momento —dice Yuffie—. ¿En serio os gusta Midgar? Creía que la odiabais.
  —Midgar no es el enemigo —replica Nayo—. Shinra lo es. Sé que para los W no hay diferencia, pero para nosotros sí.
  —Entonces ¿qué era lo que ha salido en las noticias? Lo de la explosión del reactor. No ha podido ser un accidente. Ha sido Avalan…
  Nayo le chista para que no siga hablando. No es un asunto que se pueda debatir tranquilamente por la calle. Esta Yuffie no tiene filtro.
  Cuando están a punto de pasar junto a la puerta de un bar, Nayo les pide que se detengan.
  —Esos de ahí son los disidentes.
  —¿Disidentes de qué? —pregunta Yuffie.
  —De Avalancha. Hubo… discrepancias, y ahora operan por su cuenta.
  Esos disidentes, como quizá hayáis supuesto, son los protagonistas de Final Fantasy VII. Y el bar, por consiguiente, es el Séptimo Cielo. Vamos a cambiar a su punto de vista por unos instantes.
  Barret y Tifa acaban de regresar al Sector 7, tras su misión en el reactor nº5. Es Biggs quien acude a recibirlos.
  —Vaya, pero mira quién viene… ¡Mis ídolos! ¿Cuántos reactores van ya? —Biggs se da cuenta de algo—. Un momento… ¿Y Cloud?
  Barret aparta la mirada antes de contestar.
  —Lo hemos perdido.
  —¿Que lo habéis qué?
  —Estará bien, ¿verdad? —dice Tifa.
  —Eso no lo dudes —asiente Barret—. Para alguien como él, esa caída no es nada. Pronto lo tendremos chuleándose por aquí de nuevo, seguro.
  —Sí, seguro que sí. —Tifa trata de convencerse a sí misma.
  —A todo esto —sigue Barret—, ¿de qué va el mierdecilla del presidente? ¡¿Habéis oído las burradas que ha dicho?! ¡Es un mentiroso y un cabrón! ¡Agentes de Wutai, dice! ¡Avalancha no es la marioneta de…!
  —¡Barret! —Tifa silencia a su amigo antes de que alguien los oiga. No es muy diferente de Yuffie.
  —Hablando de cabrones —dice Biggs—. He oído que el ilustre Don Corneo, del Mercado Muro, tiene a sus esbirros buscándonos.
  —Ah, ¿sí? —Barret tuerce el gesto—. No tengo tiempo de encargarme de esa gentuza. Nuestro objetivo es Shinra. Tifa, sabes tan bien como yo que esto es sólo el principio, ¿verdad? Deberíamos descansar, ahora que podemos.
  Barret es el primero en marcharse. Biggs se dispone a seguir sus pasos, cuando Tifa lo detiene.
  —¿Sabes qué? Creo que me voy a encargar yo.
  Sin dar más explicaciones, Tifa sale corriendo. Ya pudimos ver en la guía argumental de Final Fantasy VII Remake lo que ocurrió después…

Capítulo 43 – El falsificador de ID

  Nayo, Yuffie y Sonon observan desde lejos la conversación entre los disidentes (Biggs, Barret y Tifa), hasta que éstos se separan.
  —Son los que volaron los reactores —explica Nayo a sus dos aliados.
  —¡Qué guay! —exclama Yuffie—. ¿Vamos a saludar?
  —No, mejor que no —replica Sonon—. Después de tal destrozo, Shinra estará buscándolos. Nos conviene guardar las distancias.
  —Me has leído la mente —asiente Nayo—. A los disidentes no les importa que haya daños colaterales, mientras consigan acabar con Shinra.
  —¿Qué hay de malo en eso? —pregunta Yuffie—. Yo opino igual.
  —No queremos volar Midgar por los aires ni derruirla. Queremos salvarla de Shinra. Mira a tu alrededor. La mayoría de los habitantes de Midgar son inocentes. No podemos destruir sus hogares sólo para acabar con una empresa.
  —Esa empresa casi destruye nuestro hogar —protesta la chica de Wutai—, así que ya es hora de devolverles el favor.
  —Sé cómo te sientes…
  —Para serte sincero —dice Sonon—, me sorprende que accedierais a ayudarnos.
  —Sólo hacemos lo necesario para construir un futuro mejor —responde Nayo—. Eso es todo.
  —Es decir, que nos ayudáis para que no acudamos a vuestros excolegas, porque sabéis cómo acabaría.
  ¿Yuffie y Sonon aliados con Barret, Tifa y compañía? Sí, eso me gustaría verlo…
  —Por cierto —dice Nayo—, ¿para qué se supone que sirve la materia suprema? ¿Para qué pensáis usarla?
  —¿Después de robarla, dices? —responde Yuffie—. Pues… cuantas más materias tengamos, más fuertes seremos, ¿no? O sea, que si conseguimos la materia suprema, seremos los más fuertes. ¡Va a ser supergenial!
  —Será más que eso —añade Sonon—. Infiltrarnos en la sede de Shinra y robarles un tesoro así, no sólo será un duro golpe para la empresa, sino la prueba de que, aunque vencieron a Wutai, Wutai no se da por vencida. ¿Lo he resumido bien, jefa?
  —¡Superbién!
  La conversación se ve interrumpida cuando tres tipos de aspecto amenazador se interponen en su camino. Parecen estar muy interesados en Nayo.
  —Vaya, vaya… Hola, guapa. ¿Te animas a darle un vuelco a tu vida? Con ese cuerpazo, seguro que ganas. ¿Qué dices? ¿Te apetece ser la reina de los suburbios? Es tu oportunidad de vivir y trabajar en la mansión más lujosa del Mercado Muro.
  No hay duda: son esbirros de Don Corneo.
  —Queréis engatusarme para las pruebas de selección, ¿no? —Nayo parece poco dispuesta a seguirles el juego—. ¿Eres uno de esos peces gordos que cobran comisión?
  —Qué enterada estás. No, no soy uno de ellos; sólo un ayudante. Así que… déjate ayudar.
  A los esbirros de Don Corneo les cuesta comprender que “no es no”, por lo que Yuffie y Sonon se lo hacen entender a base de palos. En el caso del ninja varón, de forma casi literal.
  El combate llega a su fin, por fortuna para los maleantes, cuando un cuarto compañero se une a ellos. Trae información de sumo interés para sus propósitos: ya tienen una voluntaria para las pruebas de selección. ¡Y no una cualquiera! Su emoción es comprensible, ya que, aunque no lo menciona, se trata de la mismísima Tifa Lockhart.
  Con el camino despejado, Nayo y los ninjas llegan al punto de encuentro. La persona que les entregará sus ID falsificadas no ha aparecido aún.
  —¿Quién es? —pregunta Yuffie a la chica de Avalancha.
  —No lo conozco. Antes había una compañera que nos falsificaba las ID, pero se fue con los disidentes. —Es de suponer que está hablando de Jessie—. Es la primera vez que contratamos al de hoy.
  Mientras esperan, Yuffie observa a otro de aquellos extraños hombres encapuchados. Lleva un “49” tatuado en el brazo izquierdo. Por si no lo recordáis de Final Fantasy VII Remake, se trata de Marco, el vecino de Tifa.
  —Oye, ¿qué le pasa a ese de ahí? —pregunta Yuffie.
  —Envenenamiento por mako —explica Nayo—. Les pasa a los que no dan la talla para Soldier o ya no son útiles para el ejército.
  —Otra víctima de Shinra —concluye Sonon.
  —¡¿Eso también es culpa de Shinra?! —protesta Yuffie—. ¡Se van a enterar!
  —Si tenéis cuentas que saldar con Shinra —responde una voz—, vais a necesitar esto. Sin ID no subís a la plataforma.
  Quien acaba de llegar es un hombre con gorro y gafas de sol, que les hace entrega de sendas tarjetas de identificación falsas, pertenecientes al departamento de investigación de materias de Shinra. Suena apropiado. Yuffie recoge la suya sin poder ocultar una amplia sonrisa de emoción.
  —No las perdáis —les advierte el falsificador—. Os servirán para pasar el escáner del tren.
  Como agradecimiento, la ninja le regala una alubia Da-chao, que aquel hombre se echa a la boca sin pensarlo antes de marcharse por donde vino. El dolor que siente al morderla le acompañará el resto del camino. O del día.
  —¡Disfruta de tus materias mientras puedas, Shinra! —exclama Yuffie—. ¡En nada vamos a por ellas!
  —Paciencia, jefa. —Sonon aporta su granito de sensatez—. Tal y como está la situación, no podemos presentarnos ahí arriba sin más. Avalancha tendrá que ayudarnos a sortear las medidas de seguridad, antes de nada.
  —Será mejor que volvamos y esperemos a Zhijie —concluye Nayo.

Capítulo 44 – El encargo de Zhijie

  Antes de regresar a la zona habitada del Sector 7, una paloma mensajera se acerca volando hasta ellos. Nayo es la encargada de leer el papelito que lleva atado a la pata.
  —“Cambio de planes. Id al pilar. Allí os lo explico. Daos prisa. Zhijie”.
  —¿El pilar? —pregunta Sonon.
  —Sí, uno de los que soportan nuestro cielo de acero. Seguidme.
  —¿Por qué tanta prisa? —murmura el ninja—. Esto me da mala espina.
  —Pues yo creo que ya era hora de subir un poco el ritmo —replica Yuffie.
  —Te gusta vivir a mil por hora, ¿eh? —dice Nayo.
  —No soy la típica habitante de Wutai, ¿sabes? ¡Soy un tipo excepcional de flor!
  —Más bien una flor mutante —responde Sonon.
  —¡Oh, me gusta cómo suena eso de “mutante”!
  La chica de Avalancha y los ninjas encuentran a Zhijie cerca de la estación de tren. El problema es que está siendo perseguido por dos centinelas de Shinra. Tienen que ayudarlo sin demora.
  —Vosotros seguid a Zhijie —les pide Nayo—. Voy a informar a los demás.
  Sonon y Yuffie corren tras ellos, procurando no perderlos de vista.
  —¿Qué crees que ha podido hacer Zhijie? —pregunta la chica de Wutai.
  —Sea lo que sea —responde su socio—, seguro que lo ha hecho por nosotros.
  —Ahora me siento culpable…
  Zhijie trata de huir a través de una fábrica, aunque no logra quitarse a los centinelas de encima. Es un lugar peligroso, pues no sólo hay más soldados, sino también monstruos. Trabajo para Yuffie y Sonon.
  —¿Crees que Nayo estará bien? —pregunta la ninja a su compañero.
  —Ella es de aquí. Seguro que sí.
  —¿Sabes? Me parece bastante maja. Me da cosa decirlo, pero después de lo que pasó en Wutai, pensé que no se podía confiar en Avalancha; que todos sus miembros eran como los que nos atacaron. Parece que Avalancha ha cambiado mucho desde entonces.
  —Esta gente no tiene agallas —dice Sonon—, pero los disidentes son otra historia. Tendríamos que habernos aliado con ellos. ¿No crees?
  —Sí, supongo…
  —No debería quejarme, porque nos han ayudado mucho.
  —Aun así, sé a qué te refieres —asegura Yuffie—. Es que Nayo y los demás… son buenas personas.
  —Ahí está el problema —responde él—. Midgar no necesita buenas personas. Aunque a nosotros nos da igual lo que necesite.
  Sonon y Yuffie alcanzan a Zhijie en el área de mantenimiento del pilar. Por desgracia, los centinelas de Shinra lo han alcanzado antes. Si no se dan prisa, Zhijie acabará arrestado… o algo peor.
  Yuffie decide quitarse el manto de moguri y actuar como distracción mientras su compañero se ocupa de rescatar al miembro de Avalancha.
  —¡Eh, malosos, estoy aquí!
  Los centinelas la apuntan con sus fusiles de asalto.
  —¡¿Quién eres?!
  —¡Ja, ja, ja! ¡Me alegra que me lo preguntéis! ¡Algunos me conocen como la ninja seductora! ¡Otros, como la más intrépida cazadora de materias! Pero ¿quién soy, más allá de eso? Querido público, ¡os lo voy a revelar! Estáis en presencia de una flor excepcional, la rosa blanca de Wutai, ¡la única e inimitable Yuffie!
  El teatrillo de Yuffie no ha impresionado a los centinelas…
  —Ni caso, es sólo una cría.
  …Pero ha servido para distraerlos mientras Sonon libera a Zhijie. Con el chico de Avalancha a cubierto, los ninjas plantan cara a los soldados de Shinra. Un combate que se complica sobremanera cuando éstos activan un enorme robot de combate con forma de ciempiés: el Gigantópodo.
  —¿No podían haber diseñado algo que diera menos grima? —protesta Yuffie, asqueada.
  Los agentes de Wutai se bastan y se sobran para reducir el Gigantópodo a un montón de chatarra. Por ahora, están a salvo.
  —Buen trabajo —dice Zhijie—. Me habéis salvado el culo. —El miembro de Avalancha les entrega dos nuevas identificaciones—. Son tarjetas de empleado, para entrar al edificio de Shinra. Podréis acceder a cualquier piso, incluido el sótano. Ahí es donde está el laboratorio de desarrollo armamentístico, que alberga las materias que investigan. Si la materia que buscáis está en alguna parte, tiene que ser ahí.
  —Entendido —asiente Yuffie.
  —Deberíais iros ya. He oído que Shinra está tramando algo muy gordo. Se dice que planean destruir el Sector 7. Sea o no ése su plan, más os vale huir antes de que lo pongan en marcha. Iré a informar a los demás. Buena suerte ahí arriba.
  Zhijie estrecha la mano de Yuffie y choca la de Sonon, con quien parece tener más confianza.
  —Gracias por la ayuda —dice el aprendiz de Godot—. La próxima vez que nos tomemos algo, invito yo.
  —Trato hecho —responde Zhijie.
  El chico de Avalancha está a punto de marcharse, cuando Yuffie reclama su atención una última vez.
  —¡No te olvides de avisar a los disidentes de lo del Sector 7!
  —¡Lo haré!
  Sonon y Yuffie vuelven a quedarse a solas.
  —Bueno, jefa, deberíamos darnos prisa. Cuando estés lista, subimos.
  —¡Estoy más que lista!

Capítulo 45 – Melfie

  Los ninjas deciden pasarse por el escondite de Avalancha una última vez antes de dirigirse a la plataforma superior de Midgar. Sin embargo, al llegar a la entrada de dicha casa, descubren que está siendo custodiada por centinelas de Shinra. ¿Los han descubierto?
  —Y pensar que esos terroristas se escondían aquí, delante de nuestras narices —dice un vecino de los suburbios.
  —La pena es que hayan huido antes de que llegara el ejército —responde la mujer que lo acompaña—. Han salido espantados como gallinas.
  Por mucha rabia que les dé esa injusta afirmación, Sonon y Yuffie deben evitar inmiscuirse. Tienen una misión que cumplir. Para ello, deben dirigirse a la estación de tren.
  —¿Crees que Nayo y los demás estarán a salvo? —pregunta Yuffie a su socio.
  —Piensa en ellos cuando lo estemos nosotros, jefa.
  Lo cierto es que no han huido muy lejos, pues Nayo, Billy Bob y Polk acuden a su encuentro en la misma estación. Ellos también quieren despedirse.
  —Los disidentes se han esmerado en ponéroslo difícil —dice Polk—. Si perdéis este tren, a saber cuándo pasará el siguiente.
  —Es ahora o nunca, chicos —añade Billy Bob.
  El tren acaba de llegar a la estación. Los pasajeros comienzan a agolparse dentro, pues no son precisamente pocos.
  —Siento no haber podido despediros como es debido —dice Nayo—. Os estaremos animando desde las sombras.
  Yuffie y Sonon se camuflan entre el gentío. Las ID que les entregó el falsificador anónimo se ocuparán de que los escáneres de Shinra no activen la alarma. Dentro del tren están muy apretados, pero no es eso lo que peor lleva la chica, sino las náuseas que le produce el movimiento del vehículo. Sufre de una profunda cinetosis, o mareo por movimiento.
  —Melfie siempre se mareaba —dice Sonon, con una sonrisa melancólica en los labios—. En chocobo, en barco… En tren también se habría mareado.
  —¿Quién es Melfie? —pregunta Yuffie, esforzándose por mantenerse serena.
  —Mi hermana. Fue pupila de tu padre a la vez que yo. Tenía madera de ninja.
  —¿“Tenía”?
  —Ocurrió al final de la guerra. —Sonon ya no sonríe—. Un robot de Shinra comenzó a disparar cerca de una multitud, y ella trató de detenerlo… —El ninja aprieta los dientes, conteniendo la ira y tristeza que sobrecogen su corazón—. Pronto tendrán su merecido.
  —Sí… Eso es verdad. Pero yo no soy tu hermana.

Capítulo 46 – Desarrollo armamentístico

  La entrada del edificio Shinra está atestada de periodistas, alertados por los rumores del posible atentado terrorista contra el Sector 7. El plan del presidente Shinra y Heidegger sigue en marcha.
  Yuffie y Sonon montan en el ascensor que los llevará hasta el sótano. Sin embargo, será un viaje que no harán solos, pues otras tres personas suben tras ellos. Los dos primeros son centinelas, que no sospechan de la verdadera identidad de aquellos dos jóvenes (y falsos) trabajadores. En cuanto a la tercera… Digamos que posee un rango un poquito más elevado. Se trata de la mismísima directora del departamento de desarrollo armamentístico de Shinra, Escarlata. La tensión se corta con un cuchillo. Y no mejora cuando Escarlata abre la boca.
  —Desde luego, qué bajo ha caído Wutai —dice para sí misma (¿o no?)—. ¿Cómo han podido conspirar con Avalancha y optar por el terrorismo? Creía que era una nación de gente honrada. Al menos, así fue antaño. Ahora no son más que moscones chupasangre incordiando a Shinra con sus zumbidos. ¿No estáis de acuerdo, en vista de lo sucedido? —pregunta a Yuffie y Sonon.
  La ninja aprieta el puño con rabia. Sonon se interpone para evitar que su jefa cometa una temeridad.
  —Sí, claro —responde Yuffie, ya más calmada y fingiendo una sonrisa—. ¡Cien por cien de acuerdo!
  —Qué sonrisa tan encantadora —dice Escarlata.
  Si creen que pueden engañar tan fácilmente a la directora de desarrollo armamentístico, lo llevan claro. Escarlata los ha calado desde el primer segundo, de ahí sus comentarios hirientes. Y ahora están a punto de caer en su trampa. Tan pronto como llegan al piso 16 del sótano, Escarlata y sus centinelas cruzan una puerta y activan un mecanismo que deja a Yuffie y Sonon encerrados en el pasillo. Bueno, encerrados, lo que se dice encerrados…, no exactamente.
  —Hay otra ruta establecida para nuestros visitantes extranjeros —dice Escarlata—. Os brindará una ocasión irrepetible de conocer nuestras últimas creaciones.
  Cuando Escarlata y su escolta se marchan, Sonon golpea la puerta en repetidas ocasiones, descargando la ira contenida.
  —¡Mierda! ¡Nunca voy a tener otra oportunidad así! Ésa era Escarlata, la directora de desarrollo armamentístico. ¡Ella creó el robot que mató a Melfie!
  —Cálmate, Sonon. —Sorprendentes palabras, viniendo de Yuffie—. Recuerda qué hemos venido a hacer.
  —Tienes razón, jefa. Lo siento.
  —No lo sientas. A mí también me han entrado ganas de estrangularla. Y eso antes de que nos mandara por donde no es.
  —¿Adónde querrá que vayamos? —se pregunta Sonon.
  —¡Sólo hay un modo de averiguarlo! Tranquilo, llegaremos al laboratorio de materias tarde o temprano.
  Yuffie y Sonon están dispuestos a pasar por el aro. No es que tengan alternativa. Si Escarlata quiere que los ninjas conozcan las armas de Shinra, serán las armas de Shinra quienes conozcan a los ninjas.
  El pasillo los lleva hasta una gran sala, con robots de combate almacenados en cápsulas.
  —Mira este sitio —dice Yuffie—. Armas por aquí, armas por allá… Están preparados para dar mucha guerra.
  —Diría que tú también lo estás —bromea Sonon.
  —Pues claro. A diferencia de mi padre, no soy una inútil borracha. Yo lucho por lo que creo, algo que él no es capaz de comprender.
  —Me pregunto cómo estará…
  —¿Estando entre rejas? Seguro que no le va muy bien, en lo que respecta al gobierno. Que se aguante. En la cárcel es donde debe estar.
  —Es mi maestro. ¿Te importaría criticarlo un poquito menos?
  Queda claro que Yuffie no mantiene la mejor de las relaciones con su padre. Lo más sorprendente es haber descubierto que Godot está cumpliendo condena, aunque no explican el motivo. Un asunto que dejaremos aparcado por ahora.
  Mientras charlan, un holograma con la forma de Escarlata aparece ante ellos.
  —Válgame, qué conversación tan insulsa. Por suerte, sé cómo animar las cosas un poco. Hagamos un pequeño experimento. Intentad no morir por el momento, ¿queréis? Si lo hacéis, los resultados no serían muy interesantes.
  Escarlata activa varias de las armas robóticas contenidas en aquella sala, para que se enfrenten a sus dos invitados. Yuffie y Sonon se ocupan de ellas antes de avanzar a la siguiente sala…, que es muchísimo, pero muchísimo muchísimo más grande aún que la anterior. Tanto es así, que ocupa varios niveles del sótano del edificio. En medio de aquella sala hay una máquina gigantesca, que es la que da energía a todo el departamento de desarrollo armamentístico. Lo bueno es que pueden usarla para escalar a los pisos superiores, ya que el ascensor está desactivado.
  En el sótano 14 se empiezan a complicar las cosas, pues los pasillos están custodiados por varios Soldier de Tercera Clase. Afortunadamente, son pocos… y no demasiado hábiles.
  —Eh, Sonon —dice Yuffie cuando llegan al sótano 13—. ¿Te acuerdas de lo que dijo Nayo? ¿Acerca de su ayuda? Lo de que ayudarnos era necesario para construir un mundo mejor. ¿A qué se referiría?
  —Bueno… Ya sabes cómo están las cosas entre Wutai y Avalancha. Nunca vamos a estar de acuerdo. Es posible que algún día acabemos enfrentándonos. Cuando eso pase, la ayuda que nos han prestado podría servir de base para olvidar las diferencias y evitar un conflicto. Al menos, así entendí yo sus palabras.
  —Eso pensaba yo también.
  —Antes de que llegases —sigue el ninja—, investigué cómo eran. Averigüé qué quieren: elecciones justas, derechos laborales, redistribución de la riqueza… No ven el mundo como nosotros.
  —¿Cómo ves tú el mundo? —pregunta Yuffie.
  —Veo hogares bombardeados, humo de cañones, gente suplicando, derramamiento de sangre…
  —Yo también. Jamás podré olvidar todo eso.
  Es ahí donde se hacen evidentes las diferencias entre Avalancha y Wutai. Los primeros luchan por mejorar las condiciones de vida. Los forasteros, por venganza. No se equivocan al pensar que tienen más en común con los disidentes que con las demás células de Avalancha.

Capítulo 47 – Los juguetes de Escarlata

  En el sótano 13 hallan un pequeño laboratorio con materias especiales, aunque ninguna de ellas es esa “materia suprema” que andan buscando.
  —¿Estáis disfrutando de la visita? —Cuando el holograma de Escarlata aparece ante ellos, Yuffie está a punto de caer de culo al suelo—. ¿Os asombra un simple holograma? Qué cándidos sois. Sé cómo ayudaros a relajaros un poco. Después de un viaje tan largo, debéis de estar muy tensos. Por suerte, tengo juguetes que os encandilarán aún más.
  —¡¿Qué quieres de nosotros?! —pregunta Sonon, harto de tanto rodeo.
  —Vaya, vaya… ¿Son ésas formas de dirigirse a vuestra anfitriona? Bueno, siendo vosotros los invitados, debe primar lo que queréis. Os alegrará saber que lo hallaréis más adelante. Daos prisa. No me hagáis esperar.
  Escarlata les abre la puerta de otro pasillo, que cruzan sin dudar. Yuffie y Sonon están convencidos de que se trata de una trampa, pero se sienten confiados de poder superar lo que les echen.
  Al llegar a otra amplia sala, el holograma de la empleada de Shinra vuelve a hacer acto de presencia.
  —Bienvenidos a nuestro vanguardista laboratorio armamentístico. Aquí es donde llevamos al límite todas y cada una de nuestras armas. Los datos obtenidos tienen un valor inconmensurable para el proceso de desarrollo. ¡Comprobadlo vosotros mismos!
  La hija y el alumno de Godot deben enfrentarse a todo tipo de robots de combate, desde simples drones de vigilancia hasta la peligrosa Aplanadora. Sólo cuando Escarlata se da por satisfecha, acepta encontrarse con ellos en persona.
  —¡Bravo, ha sido impresionante! Tal vez haya subestimado a los ninjas.
  —“Tal vez”, dice… —replica Yuffie con sarcasmo—. ¡Pues claro que lo has hecho!
  —¡Ja, ja! Qué vivarachos sois en Wutai. Veamos cómo os desenvolvéis contra mi siguiente sorpresa. Es toda una maravilla, os lo aseguro. Quiero tratar a nuestros huéspedes de honor como merecen.
  —¡Baja los humos! ¡Sabemos que nos tienes miedo!
  —Ah, ¿sí? —Escarlata no pierde la sonrisa de superioridad—. Quizá tengas razón.
  —¡Que sepas que en Wutai hay más ninjas! —insiste Yuffie—. ¡Muchos más! No los vais a ver venir. Imagina todo un clan de ninjas apareciendo aquí de la nada.
  —¡Oh, vaya! —La directora finge estar asustada—. ¡Tendremos que tomar medias inmediatas!
  —¡No podéis!
  —Venga, no digas eso. Danos al menos una oportunidad.
  Parece que Escarlata ya se ha burlado suficiente de Yuffie, porque, por primera vez, está dispuesta a tomarse aquella situación en serio. La mujer rubia se pone a los mandos de un llamativo robot de color rojo, llamado Corcel Carmesí, que deja a todos los enemigos anteriores en pañales.
  —Permitidme presentaros la armadura de batalla más novedosa de Shinra. Diseñada por una servidora. Recordaréis este momento el resto de vuestras vidas. Es decir, los próximos treinta segundos.
  Contra todo pronóstico (al menos en lo que a Escarlata respecta), Yuffie y Sonon logran inutilizar el Corcel Carmesí y apresar a su piloto.
  —Aún le falta movilidad —se lamenta la directora, más preocupada por las prestaciones del robot que por haber sido derrotada—. Tendría que haber sabido que estos actuadores no servirían. Habrá que reconstruirlo.
  —Uy, uy, uy —dice Yuffie, sintiéndose vencedora—. Qué vueltas da la vida.
  Escarlata, lejos de mostrarse asustada, rompe a reír.
  —¿Estás orgullosa, vándala?
  La directora pulsa un botón que mantiene oculto, pegado a sus medias. ¿Qué es lo que ha hecho?

Capítulo 48 – Deepground

  El botón de Escarlata ha abierto la puerta de una cápsula, en otra sala de las instalaciones subterráneas del edificio Shinra. Dentro no hay un robot, sino un chico con media cara tapada por vendas, alas metálicas y los brazos atados al pecho. Su nombre es Nero.
  Nada más salir de la cápsula, Nero se topa con un hombre al que conoce bien: Weiss. Éste está sentado en una silla metálica, de la que emergen decenas de cables.
  —¿Has dormido bien? —pregunta Weiss.
  —Qué sorpresa —responde Nero—. ¿A qué debo este honor?
  —Estos necios quieren hacer una réplica digital mía, así que aquí estoy.
  —¿Cuándo aprenderá Shinra? Es imposible replicarte, Weiss. Ya deberían saberlo.
  —¿Estás emocionado?
  —Sin duda. Ha pasado mucho tiempo desde la última cacería.
  Queda claro, por tanto, que Escarlata lo ha liberado como medida de emergencia, para que se ocupe de los infiltrados de Wutai.
  En cuanto a la réplica digital que Shinra está haciendo de Weiss, no responde a motivos argumentales, sino jugables, ya que es posible enfrentarse a él, con Cloud y compañía, desde el simulador de combate. Por lo tanto, nos olvidaremos de Weiss por ahora.
  Volvemos con Yuffie y Sonon, quienes aún tratan de averiguar para qué sirve el botón que ha pulsado Escarlata.
  —¡¿Qué has hecho?! —pregunta el ninja, impaciente—. ¡Dínoslo!
  —¿Así hacéis las cosas en Wutai? —responde Escarlata sin perder la calma—. ¿Aulláis al cielo hasta que se conceden vuestros deseos?
  —Ya basta, Sonon. —Yuffie toma el turno de palabra—. Yo me encargo. A ver, señora, desembucha. Dinos dónde está la materia suprema. —No hay respuesta—. No te hagas la tonta, sabemos que habéis desarrollado una materia superpoderosa.
  —Vaya, vaya… —Escarlata sonríe—. Wutai debe de contar con agentes de inteligencia muy aptos. Eso… o tenemos un chivato.
  La conversación se ve interrumpida por un estruendo de origen desconocido. Sonon decide ir a investigar, mientras Yuffie se queda vigilando a Escarlata.
  —Es cierto que estamos desarrollando una maravillosa materia nueva —confiesa la directora—. Sin embargo, aún estamos lejos de completarla.
  —¡Venga ya! —protesta la ninja—. No me tomes por tonta.
  —¿Por qué iba a mentirte? Es lamentable, pero se ha dado mayor prioridad a otros planes.
  —¿Qué planes?
  —Verás… Que quede entre nosotras, pero mis compañeros y yo vamos a dejar caer la plataforma del Sector 7 sobre los suburbios. Y vamos a culpar de ello a Avalancha y a Wutai.
  Yuffie tarda en contestar, desconcertada.
  —No lo pillo. ¿Vais a dejar caer una plataforma? ¿Y…?
  De nuevo, sus palabras quedan enterradas bajo el estruendo cercano, parecido a una explosión. Esta vez viene sucedido por otros ruidos semejantes.
  —Ay —dice Escarlata—, me parece que tu pobre amiguito está en apuros. ¿No vas a salvarlo?
  Aunque no le hace ninguna gracia dejar escapar a Escarlata, Yuffie debe priorizar la ayuda a su socio sobre todo lo demás. Y bien que hace, pues Sonon está enfrentándose en solitario a un grupo de soldados… algo peculiares. La tecnología con que van equipados parece más avanzada que la que usan los centinelas comunes de Shinra. Son las unidades de Deepground.
  —Traigo malas noticias —informa Yuffie a su compatriota—. La materia suprema no existe… aún. La están desarrollando. Y eso no es todo. Van a dejar caer la plataforma del Sector 7.
  —¡¿Qué?! Pero… entonces, ¿no se caerá ese sector de la ciudad?
  —Es justo lo que dijo Zhijie.
  —Esto pinta mal —se lamenta Sonon—. Jefa, aunque no hayamos encontrado la materia, sí tenemos información valiosa. No podemos dejar que se pierda. ¡Tenemos que salir de aquí con vida!
  Cada vez hay más soldados de Deepground, por lo que Yuffie y Sonon se ven obligados a ponerse a cubierto en una sala circular. Mala idea, ya que lo único que consiguen es quedar encerrados dentro. Escarlata cierra la puerta y activa el mecanismo de la sala, que resulta ser un viejo simulador de combate, con capacidad de provocar daño real. También es mala suerte. Los ninjas deben enfrentarse a las criaturas invocadas por el simulador, monstruos virtuales, hasta que logran destruir el proyector que les da vida.
  Una vez a salvo del simulador de combate, Sonon y Yuffie se ponen manos a la obra con su siguiente objetivo: abrir la puerta de aquella sala. Saben que al otro lado los esperan numerosos soldados de Deepground, pero de nada les sirve quedarse allí dentro, escondidos. Es mejor plantarles cara.
  Sin embargo, cuando logran salir de la sala del antiguo simulador, los agentes de Wutai se llevan una inquietante sorpresa: todos aquellos soldados de Deepground han muerto. De Escarlata, en cambio, no hay rastro.
  —¿Quién ha hecho esto? —se pregunta Sonon.
  —No lo sé —responde Yuffie—, pero dudo que haya venido a ayudarnos.
  La chica no va nada desencaminada…

Capítulo 49 – Oscuridad

  Sonon y Yuffie no tardan en descubrir quién ha sido el causante de semejante carnicería. Se trata de un chico de aspecto extraño, con alas metálicas, los brazos atados al pecho y media cara cubierta por vendas. Ellos no conocen su nombre, pero nosotros sí: Nero. No sólo ha matado a los soldados de Deepground, sino que los está absorbiendo dentro de una especie de halo de oscuridad que emana de su cuerpo. Con semejante poder, es comprensible que lo tuviesen encerrado.
  —¿Por qué haces esto? —pregunta Yuffie con voz temblorosa—. ¿No son de tu mismo equipo?
  —¿Mi equipo? —responde Nero—. Imbécil, no hay equipos en Deepground.
  —¿Deepground?
  —Es donde jugamos mi hermano y yo.
  —Bien por vosotros —dice Yuffie—. ¿Nos dejas irnos?
  La risa de Nero es un claro “no”.
  —Que comience la diversión…
  Yuffie y Sonon se enfrentan a Nero, mientras varios científicos de Shinra observan desde una sala contigua, como si el Tsviet (concepto que queda sin explicación por ahora) no fuera más que otro simple “robot de combate” que necesitara ser puesto a prueba.
  —¿Qué le pasa a esta empresa? —dice Yuffie—. ¿Es que sólo contratan a bichos raros?
  —Será un bicho raro —contesta Sonon—, pero es muy fuerte.
  No lo es tanto, en realidad, pues se ve fácilmente superado por los ninjas. Algo normal, por otro lado, si tenemos en cuenta que ni siquiera está usando los brazos. Pero eso está a punto de cambiar.
  Nero extiende sus alas metálicas y libera sus brazos, listo para comenzar el verdadero enfrentamiento. Además, despliega unos tentáculos de oscuridad, similares a los que usó para absorber a los soldados de Deepground, que alcanzan a los científicos de Shinra, y a punto están de hacer lo mismo con los ninjas.
  —Rendíos a la oscuridad. Sumergíos en ella. Disfrutad del dolor. Pronto acabará vuestro sufrimiento.
  El combate acaba de volverse mucho más complicado. A cada segundo que pasa, queda más claro que Nero está lejos de ser una persona normal. La oscuridad de su cuerpo no deja de expandirse, y pronto ocupará toda la sala.
  —Acercaos. Os guiaré a vuestro inevitable destino.
  Yuffie y Sonon tampoco se dejan intimidar, y continúan golpeándole durante varios minutos, hasta que Nero, según parece, pierde el interés en seguir defendiéndose.
  —¡Sí, sí! —grita con excitación—. ¡Necesito experimentar más! ¡Más dolor! ¡Más muerte!
  Los ninjas aprovechan que ha bajado la guardia para darle el golpe definitivo. Nero se ve envuelto en su propia oscuridad y desaparece.
  —¿Lo hemos conseguido? —pregunta Yuffie, exhausta.
  —Lo hicimos —responde Sonon.
  —Increíble…
  —Siento estropear el momento, pero deberíamos irnos.
  Los agentes de Wutai se dirigen al ascensor que los sacará del sótano. O, bueno, quizá no a los dos. Algo horrible está a punto de ocurrir. Sonon protege a Yuffie con su cuerpo, para sorpresa de la chica, que no comprende qué está sucediendo. Pronto se hace evidente, cuando un hilo de sangre surge de la comisura de los labios del ninja…, y varias cuchillas atraviesan su pecho. Nero le ha atacado por la espalda.
  —¿Sonon? —Yuffie no da crédito a lo que está viendo.
  —Vete —responde con voz débil.
  —No pue…
  —Por favor —la interrumpe—. Yuffie, tienes que salir adelante. Por los dos.
  —No… No puede ser… Sonon…
  Pero ya no hay nada que pueda hacer por él. Lo más inteligente es huir. El propio Sonon la empuja al interior del ascensor, cuyas puertas se cierran de golpe, poniendo a la chica fuera de peligro. Yuffie cae de rodillas y rompe a llorar, sintiéndose impotente.
  Mientras tanto, Nero ha extendido sus tentáculos alrededor del cuerpo de Sonon. Pronto será absorbido por la oscuridad. Y quizá, así, al fin pueda reunirse con su hermana Melfie. ¿O acaso la oscuridad le impedirá regresar al planeta?
  Weiss, Nero, Deepground, los Tsviets… Por desgracia, todo esto va a quedar abierto hasta futuras entregas de Final Fantasy VII Remake. Lo único que está claro es que Nero acaba de ganarse una enemiga mortal: la rosa blanca de Wutai.

Capítulo 50 – Derrota

  Yuffie consigue escapar sana y salva del edificio Shinra. La chica no deja de llorar, con la cara manchada por la sangre de Sonon. Su odio por aquella compañía no ha hecho más que aumentar, cosa que parecía imposible hasta poco antes. Ahora, además, se siente responsable por la muerte de su socio.
  —¡Idiota! —grita mientras se aleja de allí a toda velocidad—. ¡No soy una niña! ¡No soy tu hermana!
  Lo que Yuffie no sospecha, sumida como está en su tristeza, es que lo peor está aún por llegar. Una nube de humo y fuego la devuelve a la realidad. A la horrible y desgarradora realidad. El pilar del Sector 7 acaba de ser destruido, llevándose una octava parte de la plataforma consigo, y aplastando a todos los habitantes de aquella zona de los suburbios.
  —Esto no es justo…
  El grito de rabia de la ninja retumba en mitad de la noche. Shinra ha vuelto a ganar.

  Vamos a dar un salto temporal hasta lo que probablemente sea el día siguiente. Yuffie ha salido de Midgar y ha alquilado un chocobo, con el que viaja por carretera sin rumbo fijo.
  —No puedo hacer esto sola… ¡La intrépida Yuffie necesita aliados! —dice mientras contempla las nubes que cubren el cielo—. ¡Uníos a su equipo y nada podrá deteneros!
  Una despedida curiosa, cuanto menos, pues está cargada de simbolismo. Yuffie habla de “aliados” mientras mira las nubes… Espera, ¿cómo era “nube” en inglés?

Capítulo 51 – Adiós, ciudad del mako

  Nos despedimos de Yuffie Kisaragi, aunque todavía no de Episode Intermission. Retomamos la historia en el punto exacto donde concluyó Final Fantasy VII Remake, con Cloud, Barret, Tifa, Aeris y Red XIII alejándose a pie de Midgar, tras librarse de la influencia de los Ecos. Los cinco comparten un mismo objetivo: encontrar y derrotar a Sefirot. No será una tarea sencilla, desde luego.
  —Oye, Barret —dice Tifa—. ¿Vamos a ir andando todo el camino?
  —Sí.
  —Pero aún estamos muy lejos de Kalm, ¿no?
  —A otro día de viaje, más o menos.
  Al oír aquello, Aeris da un paso al frente.
  —Una pregunta. Cuando mi madre dice “un día”, quiere decir desde que te levantas hasta que te acuestas. Pero, para mí, significa desde que te levantas ese día hasta la mañana del siguiente. ¿En qué sentido lo dices tú?
  —En el mismo que Elmyra —responde Barret.
  —Uf, qué alivio.
  En otras palabras: llegarán a Kalm antes de que anochezca, o poco después. Una vez allí, se tomarán un merecido descanso y pensarán cuál debería ser su siguiente paso.
  —Cloud —dice Barret—, seguro que tú has tenido que viajar a pie de la mañana a la noche más de una vez. Esto no es nada nuevo para ti, ¿eh?
  —Exacto —asiente el ex-Soldier—. Aun así, vamos a necesitar parar a descansar. Sobre todo tú.
  —Sí, sí, ya lo sé… En fin, marchar rumbo a lo desconocido no es fácil, ¡pero aquí estoy yo para guiaros! —El líder de los disidentes de Avalancha se muestra optimista, lo cual levanta el ánimo a sus amigos—. Bueno, gente, vamos a hacer una paradita aquí. ¡Es una orden! —Barret se detiene—. ¡Respirad una bocanada de aire fresco! Bueno, he cambiado de idea —dice al ver Midgar a lo lejos—. Mejor lo dejamos para luego, cuando nos hayamos alejado de Midgar.
  —Adiós, ciudad del mako —añade Tifa.
  Los cinco están agotados de tanto luchar, huir y caminar, por lo que deciden probar suerte haciendo autoestop. Por suerte para ellos, no tarda en aparecer una camioneta a lo lejos, procedente de Midgar. Aunque lo cierto es que, de no ser por Barret, quien se planta en medio de la carretera, el conductor habría pasado de largo.
  Se trata de un tipo peculiar, con una bandana roja en la cabeza. Su nombre no es menos extravagante: Chocobo Bill. Precisamente, eso es lo que transporta: varios chocobos. Cloud, Barret y Red XIII suben al compartimento trasero, entre los pájaros (uno de ellos, por cierto, muy interesado en el pelo de Barret), mientras que Tifa y Aeris ocupan el espacio libre junto al conductor.
  Chocobo Bill les ahorra gran parte del trayecto hasta Kalm, antes de tomar un desvío en un cruce cercano. Por ahora deben despedirse, aunque no será la última vez que se vean.
  Mientras Cloud y sus compañeros se dirigen a Kalm, de nuevo a pie, comienzan a caer las primeras gotas de lluvia. Es un fenómeno muy poco común para los habitantes de los suburbios, con la plataforma de Midgar siempre cubriendo sus cabezas.
  —¿Dónde hay un techo cuando lo necesitas? —bromea Aeris.
  —¿Te encuentras bien? —le pregunta Cloud.
  —Creo que sí. Pero tengo un nudo en el estómago.
  —Eso es que tienes hambre —responde Barret—. ¡Venga, en marcha!

Capítulo 52 – Zack

  La escena final de Episode Intermission nos muestra a Zack frente a la iglesia del Sector 5. Es decir, aquella en la que Aeris cuidaba del pequeño jardín, además de donde conoció a Cloud.
  De Zack no sabemos absolutamente nada, salvo que lleva un uniforme de Soldier y que porta una espada similar a la de Cloud. Al final de Final Fantasy VII Remake pudimos ver un supuesto flashback en el que Zack ayudaba a un malherido Cloud a llegar a Midgar. Y esto es muy extraño, pues, por si no lo sabíais, no sucedía en el FFVII original. No solo eso: este hecho debería haber alterado toda la historia, desde el inicio mismo del juego. Queda claro que algo ha cambiado desde el momento en que el grupo derrotó a Presagio, el guardián del destino.
  Por ahora, debemos centrarnos en esta escena, la del final de Intermission. Zack está ensayando su saludo antes de acceder a la iglesia. ¿Su saludo para quién? Bueno, eso lo veremos enseguida.
  —Cuánto tiempo, ¿eh? —No parece convencido—. Hace mucho que no nos vemos. —Tampoco—. ¿Todo bien? Escucha… Oye…
  Zack suspira, indeciso. Lo mejor es improvisar. No puede ser tan difícil.
  El Soldier abre la puerta con ímpetu.
  —¡He vuelto!
  Sin embargo, su expresión cambia de golpe al ver la situación que aguarda dentro de la iglesia. La persona que ha ido a ver no está allí. En su lugar, hay múltiples personas, algunas heridas, otras llorando… Parecen refugiados.
  A Zack le cuesta pronunciar palabra. Cuando lo hace, solo un nombre sale de su boca.
  —¿Aeris?


Para más información: MakoSedai.com/guias-argumentales


2 Comentarios

  1. Alex

    Este DLC es todas las cosas malas que el mundo de los videojuegos ha ido acumulando a lo largo de los últimos 15 años. Por lo que he leído expande el final del juego «original» (guiño, guiño), es de pago (pago contundente además) y encima los pringados como yo que tenemos una ps4 no vamos a poder jugarlo porque, inexplicablemente, es exclusivo para las hermosas gentes de ps5 (que ahora mismo sois cuatro gatos en todo el mundo).

    Si existiese justicia en el mundo nadie hubiese comprado el DLC, y este tipo de prácticas no se volverían a repetir…JA.

    Lo único bueno de todo esto es que lo voy a poder leer aquí en cuanto acabe el remake (tres capítulos me quedan, madre mía como estoy gozando toda la parte de Shinra).

    Responder
    • Chris H.

      Pues que sepas que me compré la PS5 expresamente para jugar a Episode Intermission.

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2 Comentarios

  1. Alex

    Este DLC es todas las cosas malas que el mundo de los videojuegos ha ido acumulando a lo largo de los últimos 15 años. Por lo que he leído expande el final del juego «original» (guiño, guiño), es de pago (pago contundente además) y encima los pringados como yo que tenemos una ps4 no vamos a poder jugarlo porque, inexplicablemente, es exclusivo para las hermosas gentes de ps5 (que ahora mismo sois cuatro gatos en todo el mundo).

    Si existiese justicia en el mundo nadie hubiese comprado el DLC, y este tipo de prácticas no se volverían a repetir…JA.

    Lo único bueno de todo esto es que lo voy a poder leer aquí en cuanto acabe el remake (tres capítulos me quedan, madre mía como estoy gozando toda la parte de Shinra).

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    • Chris H.

      Pues que sepas que me compré la PS5 expresamente para jugar a Episode Intermission.

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