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Capítulo 7 – El gran héroe
Los tres Soldier de Clase Cero permanecen en el campamento, a la espera de la señal de su nuevo líder. Esta no tarda en llegar.
—¿Habéis oído el silbido? —pregunta Matt Winsord.
—Sí —responde Lucía Lin—. Vamos.
—¿Qué somos, sus perros? —protesta Glenn Lodbrok.
Los tres corren al encuentro de Sefirot, quien los está esperando en las ruinas de Logues.
—Al sur de estas ruinas se hallan las cavernas Cawpine. Se trata de una serie de cuevas formadas por el desplazamiento de la tierra a lo largo del tiempo. Hay agujeros de distintos tamaños conectados bajo la superficie. Ayer detecté soldados rhadoranos por la zona, así que supongo que han establecido una base dentro de Cawpine. Es probable que tengan vigiladas todas las entradas. Deberíamos dar un rodeo y aproximarnos por el sur, para pillarlos por sorpresa.
Lucía intenta evitar que Glenn conteste, pues sabe que al anterior líder de la unidad no le cae muy bien aquel chico de cabellos plateados. Pero no hay nada que pueda hacer.
—Eres un cíborg tocapelotas, pero acepto que los jefes te hayan nombrado a ti, al “gran héroe”, nuestro nuevo líder. Dicho esto…, ¡como vuelvas a llamarnos con un silbido, te piso el cuello!
Sefirot ignora aquel comentario, por el bien de Glenn, y les pide que lo sigan hacia el sur. Para rodear la entrada a las cavernas, deben atravesar el valle Qiluku, donde el aire presenta un extraño brillo verdoso.
—El Mako es denso aquí —advierte Glenn—. Respirad lo menos posible.
De pronto, Sefirot se detiene.
—Escuchadme un segundo… Quiero disculparme por el silbido. No sabía que era de mala educación. No he tenido muchas ocasiones de interactuar con otras personas. De hecho, esta es mi primera misión en zona de operaciones, así que aún hay mucho que no sé.
—¿Tu primera qué? —responde Glenn, desconcertado—. Pero si eres un héroe.
—No, no lo soy. Es un dato falso. La compañía está cambiando su política de contratación, en busca de gente con potencial para convertirse en Soldier. Me han elegido como la cara del programa, inventándose “hazañas” para venderme como el gran héroe que no soy.
—Me cuesta creerlo, viendo cómo luchas —reconoce Glenn—. Pero, si dices la verdad, esta es tu oportunidad de convertirte en un héroe de verdad. ¡Nosotros te ayudaremos!
Lucía y Matt asienten, para demostrar a Sefirot que puede contar con ellos.
—Pero yo no quiero ser un héroe —dice el chico.
—¿Qué quieres hacer cuando crezcas, entonces? —pregunta Glenn, con una actitud mucho más amistosa que hasta ahora—. Venga, díselo al tito Glenn.
—Yo… quiero vivir una vida normal —responde en un volumen casi inaudible.
—¿Cómo dices?
—Oh, nada. Tampoco es que sea posible. En fin, me disculpo de nuevo por el silbido. No volverá a ocurrir.
Más adelante, el grupo encuentra una fuente de Materia en estado natural. Todo un espectáculo para la vista. Mientras Glenn se arrodilla para verla de cerca, Matt les da una lección que nadie pidió (pero gracias, igualmente).
—Hay quien cree que la Materia es la esencia cristalizada del río de vida que fluye a través del Planeta: la Corriente Vital. Por lo tanto, contiene el conocimiento y los recuerdos de aquellos que vivieron antes que nosotros.
—Es una creencia interesante —asiente Sefirot.
—¿En serio? —Glenn tuerce el gesto—. Me da escalofríos pensar que nuestros secretos acabarán en estas cosas.
—¿Tienes mucho que ocultar? —bromea Lucía.
—Bueno, mentiría si dijera que no hay nada. Sobre todo de mi infancia… —Glenn se pone serio de repente, con la vista clavada en la fuente de Materia—. ¡Siento mucho todo lo que haya podido hacer! ¡Por favor, perdonadme!
—¿A qué ha venido eso? —pregunta Sefirot, desconcertado.
—Ah, la vida es más compleja cuando eres un adulto… —Glenn se cruza de brazos—. En fin, sigamos adelante. Este lugar me pone la piel de gallina.
Por primera vez, los Soldier de Clase Cero ven a Sefirot reír. Aunque su primer contacto fue tenso, al final parece que se llevarán bien.
El grupo llega a la entrada de las cavernas de Cawpine, su objetivo. En teoría, los soldados de Rhadore se esconden dentro. Antes de investigar, Sefirot quiere hablar con ellos de un asunto que nada tiene que ver con la misión.
—¿Conocéis a esta mujer? —El chico les muestra la fotografía de una joven mujer con bata de científica y el cabello largo y castaño—. Se llama Jénova.
—Es guapa —dice Lucía.
—Es mi madre —explica Sefirot—. ¿Recordáis haberla visto alguna vez?
—Creo que no —responde Glenn.
—El profesor Hojo me dio esta fotografía, pero se niega a hablarme de ella. Sé que puedo no dar muy buena imagen preguntando por ahí sobre mi madre…
—¡Al menos te has dado cuenta! —bromea Glenn—. ¡Ja, ja!
—Sí, eso es lo que dice todo el mundo… Bueno, ya casi estamos en la base de los rhadoranos. Estad alerta.
Doy por hecho que, si estáis leyendo esto, ya habréis jugado a Final Fantasy VII. Sabréis quién es la madre de Sefirot. Habréis oído hablar largo y tendido de Jénova, de Hojo, de Lucrecia… Pero, por si no, dejaremos el tema aquí aparcado, tal y como hace The First Soldier.
—Oye —dice Glenn—, ¿por qué nos has enseñado esa fotografía ahora? ¿Es que crees que vamos a morir?
—No lo había pensado, pero, ahora que lo dices… —Sefirot ríe—. Así que esto es lo que llaman “divertirse”… Sí, creo que me gusta.
Capítulo 8 – Instinto de cíborg
Sefirot, Glenn, Lucía y Matt se internan en las cavernas Cawpine.
—Debemos eliminar a todos los monstruos y rhadoranos —les recuerda el líder del equipo.
—Espera —responde Glenn—. ¿También a los chavales y a los ancianos?
—Yo soy un “chaval”, y estoy aquí con vosotros, ¿no? Y esos veteranos pueden haber vivido más batallas que todos nosotros juntos.
—Sí, ya, pero… —Glenn sigue sin verlo claro.
—Esta isla pertenece a ShinRa —sentencia Sefirot—. Hagamos que lo recuerden.
Tal y como sospechaba el Soldier de pelo plateado, las cavernas Cawpine están atestadas de soldados de Rhadore. El combate es inevitable. Por la cantidad de cajas apiladas, Matt llega a la conclusión de que también utilizan aquella zona subterránea como almacén. En realidad, es como una gran casa, con comedor, zona de lectura, etcétera.
Con lo que Sefirot y sus compañeros no esperaban toparse allí abajo, es con una antigua máquina de guerra de ShinRa, que se desplaza mediante múltiples patas metálicas. Aunque sea lo más puntero de lo que disponen los rhadoranos, en realidad se trata de un modelo muy antiguo, ya obsoleto. Los Soldier no tienen dificultades en convertirla en chatarra.
Al verse superados, no en número, pero sí en potencial destructivo, los soldados de Rhadore tratan de huir.
—Seguidlos —les indica Sefirot—. Yo daré un rodeo para atacar desde el lado contrario.
—¿Vas a ir solo? —pregunta Glenn.
—Sí. Llámalo “instinto de cíborg” —bromea el chico.
—¿Todavía estás molesto con eso? Vale, lo siento, no lo dije en serio.
Sefirot y los tres Soldier de Clase Cero se separan. Glenn, Lucía y Matt corren tras los rhadoranos…, quienes los conducen directos a una emboscada. Con qué facilidad han caído en la trampa. No pueden seguir avanzando, pues han cerrado una valla que bloquea el camino, así que deben optar por plantar cara a los asaltantes.
Entonces, sucede algo del todo inesperado. Mientras los Soldier luchan contra los rhadoranos, un enorme monstruo aparece al otro lado de la valla. Es Gallonbaloir, esa criatura tan insistente a la que Glenn ha apodado “Stamp”, como el perro mascota de ShinRa, porque los persigue a todas partes. Lucía, Matt y Glenn aprovechan la distracción para huir por donde llegaron. Sin una opción mejor, deciden seguir los pasos de Sefirot. Y lo que se encuentran al darle alcance es el escenario de una masacre.
Sefirot, de pie, se halla rodeado de cadáveres rhadoranos. Hay adultos, ancianos y niños.
—Estaban intentando evacuar a todos los que no podían luchar —informa a sus compañeros—. Los soldados a los que estabais persiguiendo no eran más que un señuelo.
—¿De verdad era necesario esto, Sefirot? —pregunta Glenn, incómodo.
—Si los hubiésemos capturado —dice Matt—, podríamos haberlos usado para negociar.
—Nuestra misión consiste en erradicar a los rhadoranos —les recuerda Sefirot—, no en pedirles permiso para construir un reactor. Además…
El chico les muestra una herida en uno de sus brazos.
—¿Estás herido? —pregunta Matt, sorprendido—. ¿Qué te ha pasado?
—Ha sido culpa de un “chaval”, como decís vosotros. Sus movimientos eran deliberados y precisos, lo que me da a entender que había recibido entrenamiento militar. Disteis por sentado que los niños y los ancianos serían más débiles, solo por su edad. La gente también tiene prejuicios erróneos sobre mí, y lucho a diario por desmentirlos. En el transcurso de mi entrenamiento, he aprendido que un buen Soldier debe fortalecer su cuerpo, mente y corazón. Un cuerpo bien desarrollado, una mente aguda y un corazón endurecido; implacable, inquebrantable y carente de dudas. Un Soldier que se deja arrastrar por sus emociones nunca llegará al más alto nivel. Su lugar no está en el campo de batalla. Aquí, todo consiste en matar o morir.
Sin mediar palabra, y para sorpresa de todos los allí presentes, Glenn abraza a Sefirot.
—Tienes razón. Aquí, todo es cuestión de vida o muerte. Pero, Sefirot, tú no tienes nada que demostrar. Ya sabemos lo fuerte que eres. Así que quizá deberías esforzarte por mostrarnos otras cualidades, como la compasión. Vamos, sé que puedes.
Sefirot agacha la cabeza, como si estuviese a punto de llorar.
—No soy un cíborg… Nunca quise serlo…
—Lo sé. —Glenn vuelve a abrazarlo—. Siento mucho haber dicho eso.
Los cuatro Soldier prosiguen su camino, que los conduce hasta un acantilado. Al fondo, sobre el mar, se puede divisar la isla de Sijad, con la chimenea de ladrillos siempre activa.
—¿Qué isla es esa? —pregunta Sefirot.
—Es el hogar de alguien parecido a ti —responde Glenn—. Un chico que también tiene algo que demostrar.
Todos observan en silencio el humo de color blanco que emana de la chimenea.
—Cuando ya no queden rhadoranos en esta isla —dice Lucía—, Rosen será el último.
—Seguro que ni se lo imagina —añade Matt.
Enlaces:
– Parte 1: introducción, capítulos 1-6
– Parte 2: capítulos 7-8
– Parte 3: capítulos 9-10
– Parte 4: capítulos 11-12 (próximamente)
Saga completa: MakoSedai.com/guias-argumentales
Gracias por tu esfuerzo!! Empecé el juego sobretodo para las nuevas historias pero requiere mucho tiempo de farmeo y me echa para atrás. Mucho animo!!
El planteamiento del juego es horrible; mucho esfuerzo para tan poca recompensa. Si no fuese de Final Fantasy VII, no lo habría tocado ni con un palo. Seguiré trabajando para ahorraros el sufrimiento.
Buenas noches y cuanto tiempo. Que maravilla que hayas traducido la parte de First Solider, había cosas que se me escapaban al estar todo en inglés (le tengo cierta manía xD). Gracias como siempre por dar tanto a la saga y espero tengas un feliz año
¡Feliz año! Seguiré traduciendo los próximos capítulos a medida que salgan. Aunque, como ya habrás visto, Square Enix no tiene ninguna prisa…