Guía argumental de Final Fantasy I
Guía argumental de Final Fantasy I
Fecha de publicación: 8 de agosto de 2024
Autor: Chris Herraiz
Etiquetas: Final Fantasy
Fecha de publicación: 8 de agosto de 2024
Autor: Chris Herraiz
Etiquetas: Final Fantasy

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Capítulo I.1 – Cornelia

  “Un manto de Oscuridad cubre el mundo…
  Los vientos cesan…
  Los mares se agitan…
  La tierra se pudre…
  Pero la gente espera que se cumpla una profecía.
  ‘Cuando reine la Oscuridad en el mundo, llegarán los cuatro Guerreros de la Luz’.
  Tras una larga travesía, finalmente aparecieron cuatro jóvenes viajeros…
  En sus manos, cada uno traía un Cristal”.
   
  Comienza así, no solo la historia de Final Fantasy como juego, sino también como saga. Un inicio sencillo y humilde, no por ello carente de calidad, que acabaría convirtiéndose en la que, para muchos, entre los que me incluyo, es la mejor serie de videojuegos que se ha hecho jamás.
  El primer paso es formar un grupo de cuatro personajes, de entre las seis clases disponibles: guerrero, ladrón, maga blanca, mago negro, mago rojo y monje. Son los jugadores quienes eligen el nombre de cada uno, si bien es cierto que, desde la salida del manga basado en este juego, hay cierto consenso (aunque con variantes) sobre cómo llamarlos. El guerrero es Zest, el ladrón es Sauber, la maga blanca es Floe, el mago negro es Daewoo, el mago rojo es Puffy y el monje es Fritz.
  Ya os adelanto que, de cara a la narración, la composición del grupo es indiferente. Ninguno de ellos pronuncia frase alguna. Así que me parece absurdo forzar cuatro protagonistas concretos para la guía argumental. Dejaré que cada uno de los lectores forméis vuestros propios grupos, tanto en clases como en nombres.
  También me gustaría remarcar antes de empezar que Final Fantasy I (aunque ese “I” se lo hayamos puesto después) apenas tiene historia. Si no habéis jugado, os puede dar la impresión de que la narración es demasiado apresurada. Pero es que no hay más.
  Aclarado esto, es hora de iniciar la aventura.


  Los cuatro viajeros llegan a Cornelia, “la ciudad de los sueños”. Hablando con los habitantes, descubren que la princesa ha desaparecido. Al parecer, un sabio llamado Luka profetizó que los Guerreros de la Luz vendrían a salvarla. Al ver los Cristales que estos cuatro jóvenes llevan consigo, un soldado los insta a hablar con el rey. Este los recibe de inmediato en su castillo, acompañado por un ministro de su máxima confianza.
  —Bienvenidos, viajeros —dice el rey—. Me han dicho que portáis unos Cristales. ¿Es eso cierto? —Los viajeros se los muestran—. Es tal como anticipó la profecía de Luka: “Cuando reine la Oscuridad en el mundo, llegarán los cuatro Guerreros de la Luz”.
  —Su majestad —replica el ministro—, no tenemos la plena certeza de que estos sean los guerreros de la profecía.
  —Pero aquí están ante nosotros con los Cristales. No creo que sea una coincidencia. Guardianes de los Cristales, quisiera encomendaros una misión. ¿Seríais capaces de rescatar a Sara, mi hija?
  Todos asienten. El ministro les da más detalles.
  —Garland, un caballero que estaba al servicio de su majestad, ha raptado a la princesa Sara. Os pido ayuda en nombre de su alteza, el rey de Cornelia. Garland se ha refugiado en el Templo del Caos, al norte de aquí. Ya hemos intentado salvar a la princesa, pero Garland es el mejor espadachín del reino. No hay quien pueda con él.
  —Me han dicho que queréis viajar al continente que hay al norte —dice el monarca sin nombre—. El puente que permitía llegar hasta allí está derruido y no es posible cruzarlo. Si rescatáis a Sara, me encargaré de reconstruir ese puente como muestra de agradecimiento.
  Es curioso que el rey no tenga nombre, mientras que la reina Jayne sí, pese a que no interviene en ningún momento. Como detalle añadido, Sara tiene una hermana, también anónima. En eso salió a su papá.
  Los viajeros se dirigen al Templo del Caos, un lugar pobremente defendido. Garland ha pecado de confiado. Se halla en la sala central, junto a Sara y un orbe mágico.
  —Al rey no le queda más opción que ofrecer su reino para recuperar a su hija —dice el malvado caballero—. ¡Cornelia me pertenecerá! —No es hasta ese momento cuando Garland repara en la presencia de invitados—. Vaya, vaya… Las mascotas del rey. ¿Sabéis contra quién os estáis enfrentando? ¿De veras creéis que podréis derrotarme? Pues muy bien… ¡Yo, Garland, caballero entre caballeros, acabaré con vosotros!
  Puede que Garland sea el mejor espadachín de Cornelia, pero no tiene nada que hacer contra el poder combinado de los cuatro Guerreros de la Luz. De hecho, en realidad es tan lamentable que no descarto que pudiera ganarle uno solo.
  Los aventureros llevan a Sara de vuelta a casa, donde puede reunirse con su padre.
  —Gracias por devolverme a mi hija. ¡No cabe duda de que sois los Guerreros de la Luz de los que habla la profecía de Luka! Deberíais escuchar completa esa profecía. Ejem, si me permitís… “Cuando reine la Oscuridad en el mundo, llegarán los cuatro Guerreros de la Luz. Ellos desterrarán las tinieblas y dotarán de nuevo de resplandor a los cuatro Cristales”. Me han dicho que en el continente del norte es posible encontrar un Cristal. ¡La única forma de librar al mundo de los monstruos es devolviéndole la Luz a los Cristales! Rezaré por vosotros.
  Antes de despedirse, Sara quiere volver a hablar con los Guerreros de la Luz.
  —Este laúd lo hemos heredado las princesas de Cornelia durante generaciones. Cuando Garland me raptó, se lo apropió. Quiero que os lo quedéis. Tal vez os sirva en vuestro viaje.
  Será útil en el futuro.
  Por el momento, tienen que esperar. En cuanto el puente esté reparado, los cuatro jóvenes podrán seguir su viaje hacia lo desconocido.
   
  “Y así comenzó su travesía.
  Los Guerreros de la Luz estaban desconcertados por la gran misión y el tormentoso destino que les aguardaba.
  Sin ser del todo conscientes del poder de los cuatro Cristales que llevaban en sus manos…
  Esos mismos Cristales que antaño, hacía mucho tiempo, habían brillado tan intensamente.
  La hora de partir había llegado…
  Era el momento de quitar el manto de Oscuridad para que la Luz volviera a brillar sobre el mundo”.

Capítulo I.2 – Pravoca y Elfeim

  Con el puente reparado, los Guerreros de la Luz pueden dirigirse al este. Antes de eso, hacen una parada en la Cueva de Matoya, cuyo nombre se debe a que es una cueva en la que vive una anciana bruja llamada Matoya. ¿No os encanta cuando todo es coherente?
  Matoya, quien vive rodeada de escobas que barren solas, y que, por algún motivo, a veces hablan al revés y en mayúsculas (ÍSA RICED SE), está lamentando la pérdida de un objeto muy valioso.
  —¡Ay! ¡Mi ojo! ¡Mi ojo! ¡Sin mi ojo de cristal no veo tres en un burro! ¿Quién me lo habrá robado?
  Los viajeros no saben de qué está hablando, así que, como buenos héroes, aprovechan para robarle el contenido de tres cofres y se marchan de allí.
  Al este de Cornelia se halla la aldea costera de Pravoca. Los habitantes no se atreven a salir de sus casas debido a la irrupción de piratas, que se dedican a asaltar y robar sin control. Trabajo para nuestros queridos protagonistas.
  —¡Tenéis un par de cañones para enfrentaros al gran pirata Bike! —dice su líder—. ¡Pasadlos por la espada, muchachos!
  —¡Claro, capitán! ¡Los vamos a ensartar como a sardinillas!
  Hasta nueve piratas rodean a los Guerreros de la Luz, pero estos salen triunfantes. Tras ver tal demostración de fuerza, la actitud de Bike cambia por completo.
  —Lo lamento, jovenzuelos. No causaré más alboroto. En resarcimiento, podéis llevaros esta belleza de barco. Perdonad a este viejo pirata.
  Bike les hace entrega de su embarcación, con la que pueden desplazarse entre los diferentes puertos del mar Aldeo, situado en medio de aquel continente, el más grande de los tres que aparecen en el mapa. Los otros dos están al noroeste y noreste, pero podemos olvidarnos de ellos hasta más adelante.
  Al sur del mar Aldeo está la aldea de Elfeim, poblada por elfos. Según informan a los recién llegados, su príncipe, quien debía convertirse en el rey elfo, ha caído en un sueño del que no es capaz de despertar. La culpa es de una maldición lanzada por Astos, el rey de los elfos oscuros. No conforme con eso, Astos saqueó los tesoros del castillo. Qué feo está robar los tesoros de otros, ¿verdad? Ejem.
  Curiosidad: En una de las tumbas del cementerio de Elfeim pone “Aquí descansa Link”. Un guiño más que claro a The Legend of Zelda. Por suerte, ninguna de las dos sagas acabó con la otra, sino que siguieron creciendo y evolucionando por caminos distintos.
  El grupo visita al príncipe en el castillo de Elfeim.
  —Lleva durmiendo cinco años —les informa un curandero—, a causa de la maldición de Astos. Tiene que existir una medicina capaz de despertarlo, pero ¿dónde?
  ¡Cinco años! Los viajeros deciden buscar dicha medicina, aunque ni siquiera saben por dónde empezar. Hablando con los habitantes de Elfeim descubren que hay otro castillo al oeste: la Fortaleza Oeste. Esta, a diferencia del castillo de los elfos, está en ruinas. El único que permanece viviendo allí, rodeado de monstruos, es un rey humano. Aunque no queda claro cuál es su reino, si es que tiene uno.
  —He caído en la trampa de Astos, el rey de los elfos oscuros, y ahora mi castillo se encuentra en ruinas. Si tan solo pudiera recuperar la corona de la cueva pantanosa, podría reconstruir mi castillo.
  No se hable más. Los Guerreros de la Luz se adentran en la cueva pantanosa, siguiendo las indicaciones del rey sin reino. La corona está custodiada por cuatro psicodemonios, unos monstruos cualesquiera que no suponen mucho problema.
  Los viajeros llevan la corona al rey, quien, lejos de darles las gracias, se parte de risa en su cara.
  —¡Ja, ja, ja! ¡Habéis caído en mi trampa, idiotas! ¡Soy Astos, rey de los elfos oscuros! —Astos recupera su forma original—. Combinando el poder de la corona que traéis y del ojo de cristal que ya poseo, ¡me convertiré en el verdadero rey elfo!
  Es decir, que no le basta con ser el rey de los elfos oscuros, sino que quiere serlo de todos, sin distinción de color de piel. Eso está bien. O lo estaría, si no fuera porque quiero ganarlo por la fuerza.
  Los Guerreros de la Luz derrotan a Astos y le arrebatan el ojo de cristal, cuya dueña ya conocieron hace poco: la bruja Matoya. También se llevan la corona, que para eso se han jugado la vida en conseguirla.
  Matoya les agradece que le hayan devuelto su ojo de cristal, con propiedades mágicas que le permiten ver mejor.
  —Tengo algo que ofreceros a cambio. Tomad esta poción. ¡Es la más increíble de toda mi colección!
  Se trata de un brebaje tónico, lo cual no dice mucho de por sí, pero que le será de gran ayuda a cierto bello durmiente.
  —¡Ah, puedo ver, puedo ver! —exclama Matoya—. ¿Seguís aquí? Ya no os necesito. ¡Largo! Tampoco sois tan guapos como pensaba.
  Vaya con la señora.
  Los cuatro aventureros entregan el brebaje tónico al curandero del príncipe de Elfeim. Gracias a sus propiedades milagrosas, el príncipe despierta de inmediato, tras cinco años dormido.
  —He tenido una terrible pesadilla… ¿Estaré soñando aún…? —El príncipe se fija en sus invitados—. ¡Sois… los guerreros de la leyenda! Algo me dice que no estoy soñando. Haré lo que cuenta esa leyenda que me transmitieron mis antepasados. Finalmente, ha llegado el momento de entregar la llave mística a sus legítimos dueños.
  La llave mística que les regala el príncipe elfo sirve para abrir cofres sellados con magia. Entre las armas, armaduras y demás objetos que pueden obtener, tanto en el castillo de Elfeim como en localizaciones pasadas, hay un tesoro que requiere especial atención. Se halla en un cofre de Cordelia. Es nitropolvo, una sustancia que será imprescindible para avanzar en el próximo capítulo.

Capítulo I.3 – Duegario y Melmondia

  En el extremo noroeste del mar Aldeo hay otro puerto en el que desembarcar. Cerca de allí se halla el monte Duegario, hogar de los enanos, unos seres que saludan diciendo “lali ho” y que, en la traducción española, hablan con una especie de acento andaluz deformado. Dato que os doy, pero que voy a omitir en la narración.
  Los Guerreros de la Luz conocen a Ferreiro, el herrero.
  —Si tuviera de ese legendario metal, adamantita… Podría forjar una espada mágica increíble.
  Lo tendremos en cuenta para más adelante.
  Otro enano, Nérico, está tratando de hundir un túnel, pero no tiene los explosivos que necesita. Es aquí donde entra en juego el nitropolvo del cofre de Cordelia. El objetivo de Nérico, en realidad, es abrir un canal que conecte el mar Aldeo con el océano que cubre todo el mapa. Al hundir el túnel con el nitropolvo, los Guerreros de la Luz pueden cruzar por el canal con su barco pirata.
  Si bien es cierto que ahora pueden navegar hasta cualquier lugar del mundo, los puertos son más bien escasos. La localización más cercana es Melmondia, una aldea de aspecto ruinoso.
  —El vampiro nos atacó —dice un aldeano—, destruyó nuestra iglesia y sumió nuestra ciudad en el caos. ¿Hay algo que podamos hacer para detener la destrucción de la tierra?
  —La tierra está descomponiéndose —dice otro—, y todo por culpa del vampiro que vive en la Caverna de Tierra. Nuestro pueblo está en este estado de putrefacción porque él bloquea el flujo del poder de la tierra.
  La Caverna de Tierra está al sur de Melmondia, en una península llamada Cola del Diablo. Los Guerreros de la Luz se acercan a saludar al vampiro. El cual, todo sea dicho, resume con bastante precisión la filosofía de varios antagonistas de la saga.
  —Todas las cosas de este mundo están destinadas a morir… Nadie podrá romper el sello y la tierra se pudrirá. No podéis cambiar el destino. ¡Los humanos no pueden matar a los inmortales!
  Eso de “inmortal” debe de ser una forma de hablar, porque los cuatro aventureros acaban con él. De paso, se llevan un rubí que guardaba como tesoro.
  Antes de abandonar la Caverna de Tierra, encuentran una tabla de piedra en el suelo. De ella parece emanar una fuerza maligna. Pero no hay nada que puedan hacer con la tabla por ahora, así que la dejan allí y se marchan.
  La muerte del vampiro no ha devuelto la normalidad a Melmondia. La tierra continúa descomponiéndose. ¿Habrán pasado algo por alto?
  Un anciano les aconseja hablar con Sada, un sabio que vive en el extremo sudoeste del continente. Para llegar hasta allí, deben cruzar la Cueva del Titán, donde vive un gigante que se alimenta de rocas. En un primer momento, el gigante no les deja pasar, pero está dispuesto a hacer una excepción a cambio del rubí que robaron al vampiro. Para él, es un alimento sabroso.
  El sabio Sada también vive en una cueva, porque las casas están sobrevaloradas.
  —Así que sois los que han vencido al vampiro, ¿eh? Pero él era solo un sirviente. La bestia que está alternado el Cristal de la Tierra se esconde en las profundidades de esa misma caverna. Tomad esto. ¡Llevad esta vara y usadla detrás de la cámara del vampiro!
  Sada les hace entrega de la vara terrestre, con la que pueden activar la tabla de piedra de la que emanaba una fuerza maligna. La vara terrestre revela unas escaleras, que conducen al Cristal de la Tierra. El Cristal ha perdido su brillo. Y el culpable está allí mismo.
  —Soy aquel que se alimenta del poder de la tierra. No permitiré que nadie me importune. ¡Soy Lich, el demonio de la Tierra!
  No cabe duda de que es un enemigo más poderoso que los anteriores, pero los Guerreros de la Luz salen victoriosos una vez más. Tras la muerte de Lich, los aventureros utilizan uno de sus Cristales para devolver el brillo al Cristal de la Tierra.
  Ahora sí, Melmondia está a salvo.

Capítulo I.4 – Lago Creciente

  Los Guerreros de la Luz rodean el continente sur para llegar a la aldea de Lago Creciente, en el extremo sudeste. Debe su nombre a la forma de luna creciente del lago que rodea el pueblo. La verdad es que es un lugar bastante poco transitado, y esta vez no porque estén siendo acosados por piratas o vampiros.
  En un claro del bosque que hay junto a Lago Creciente, los aventureros se topan con doce ancianos. Todos ellos tienen algo interesante que aportar, así que escuchémoslos.
  —Doce sabios somos. Hemos llegado a estas tierras guiados por estrellas y profecías.
  —Existen cuatro Grandes Cristales en este mundo. La Luz que alguna vez brilló dentro de ellos se ha apagado. Los cuatro demonios del Caos están obstruyendo el poder de los Cristales y se han adueñado de él.
  —Fuego, Tierra, Agua y Viento… Esas son las fuerzas que rigen nuestro mundo.
  —Las cuatro fuerzas se nutren de los altares que hay repartidos por el mundo. Derrotad a los demonios del Caos que se han asentado allí y colocad vuestros Cristales sobre cada altar. El Cristal recuperará así su brillo.
  —Los cuatro demonios del Caos quieren dominar el mundo actual y el pasado. El demonio del Viento apareció hace cuatrocientos años, y el del Agua doscientos años después. Juntos devastaron la civilización del norte.
  —El demonio de la Tierra es el responsable de la descomposición de los suelos.
  —Cuando el demonio del Fuego aparece, todo arde en llamas.
  —Cuando los cuatro Cristales vuelvan a brillar, volved aquí. Todo os será revelado.
  —¡Traednos la Luz de los cuatro Cristales! ¡Guerreros de la Luz, solo vosotros podéis hacerlo!
  —El volcán del monte Gulug está al oeste de este pueblo. El demonio del Fuego durmió largamente en sus túneles, pero ha despertado doscientos años antes de su tiempo. ¡Derrotadlo antes de que el Fuego acabe con el mundo!
  —Bien hecho, Guerreros de la Luz. Habéis derrotado al demonio de la Tierra y habéis devuelto la Luz al Cristal. Desgraciadamente, esto ha despertado al demonio del Fuego, que debía dormir otros doscientos años. ¡Tomad esta canoa e id a enfrentaros al demonio en el monte Gulug!
  El sabio saca una canoa de su bolsillo, que los Guerreros de la Luz guardan perfectamente colocada en el inventario.
  Queda un último sabio, del que ya han oído hablar antes, en Cordelia.
  —Soy Luka. Veo un ciclo de ira, y una luz tenue persiguiendo un destino. Nuestro futuro depende de esa luz.
  La misión de los Guerreros de la Luz parece clara: destruir a los cuatro demonios. Tres, ahora que Lich está muerto. Para ello, su próximo destino será llegar al monte Gulug a través del río, haciendo uso de la canoa.
  El monte Gulug, que en realidad es un volcán, es el hogar de Malilith, demonia del Fuego.
  —¡El poder de la llama ardiente me pertenece! ¡Aquel que se enfrente a mí arderá en el fuego eterno!
  O no, porque los Guerreros de la Luz acaban con ella sin quemarse. El Cristal del Fuego brilla de nuevo. Ya van dos.
  Antes de regresar a Lago Creciente, los jóvenes viajeros aprovechan la canoa para visitar otra mazmorra cercana, aunque opuesta, como es la Caverna de Hielo. Allí no hay ningún demonio poderoso, pero es una parada obligatoria para conseguir la levicita.
  Con ella en su poder, los Guerreros de la Luz se dirigen al desierto que hay al sur de Lago Creciente. Al elevar la levicita sobre sus cabezas, se activa una máquina que permanecía oculta bajo la arena del desierto. ¡Nada menos que un barco volador!

Capítulo I.5 – Cardias y Gaia

  Disponer de un barco volador para surcar los cielos abre muchas posibilidades. Vamos a anteponer lo práctico sobre lo argumental, y a permitir que nuestros cuatro héroes visiten las islas Cardias, un archipiélago situado entre los dos continentes del norte. Es el hogar de los dragones, unas criaturas amistosas, que, sin embargo, hace tiempo que viven separadas de los humanos, elfos, enanos y demás.
  —Es tradición entre los dragones adentrarse en la Ciudad del Reto, al noreste de aquí —dice uno de ellos—. Allí hay que demostrar coraje y conseguir la prueba de valor que hay dentro.
  Los Guerreros de la Luz deciden intentar hacerse con ese distintivo, para ganarse el respeto de los dragones. Pese a su nombre, Ciudad del Reto es, en realidad, un castillo blanco con un único habitante, que ni siquiera es dragón, sino humano.
  —Veo que portáis la corona. —Aquella que recuperaron de la cueva pantanosa—. En efecto, vuestra fuerza es indiscutible. Muy bien. Os concederé el derecho a someteros a las pruebas. Adelante. Sentaos en el trono. Vuestra valentía será puesta a prueba. Si hay en vosotros verdadero valor, aquí podremos comprobarlo.
  Los Guerreros de la Luz se sientan en el trono, que los transporta a un laberinto de teletransportadores. Su objetivo es hallar un cofre… que contiene una cola de rata. La verdad es que eso podrían haberlo conseguido sin necesidad de superar el laberinto.
  De vuelta en las islas Cardias, son recibidos por el rey de los dragones, Bahamut.
  —Hace mucho tiempo ya que no llegan valientes hasta mí. Creo que vuestro coraje es digno de tener en cuenta. La cola de rata que portáis es un claro símbolo de valentía y fortaleza. Os conferiré títulos más acordes a vuestro valor.
  Esto, a nivel jugable, hace que las clases de los protagonistas evolucionen. El guerrero pasa a ser caballero. El ladrón, ninja. La maga blanca, bruja blanca. El mago negro, brujo negro. El mago rojo, brujo rojo. El monje, maestro. Por el cambio de diseño, también da la impresión de que avanzan de niños a adultos.
  Hecho esto, volvemos a la historia.
  Con el barco volador pueden llegar a Gaia, una aldea del noreste. Allí, una mujer les habla de un hada que vivía en su manantial, pero que desapareció de un día para otro. No tardan en descubrir qué fue de ella: resulta que un pirata la capturó y se la vendió a una caravana de mercaderes, lo cual no parece que sea un delito en el mundo de Final Fantasy I.
  La caravana se encuentra acampada en un bosque que hay en medio de un desierto del continente del noroeste. Sin duda, el mejor lugar para vender mercancías. El comerciante que compró el hada, un tipo llamado Bajomonte, la vende por un precio astronómico. Los Guerreros de la Luz no tienen más remedio que aceptar, aunque esto los convierta en cómplices de la trata de hadas.
  Los cuatro héroes llevan el hada de vuelta a Gaia, su hogar. Como agradecimiento, ella les consigue un poco de oxilíquido del fondo del manantial. Se trata de una sustancia que permite respirar bajo el agua, así que resulta un obsequio de gran valor. Y que, como todo, encontrará utilidad muy pronto.

Capítulo I.6 – Onlak

  La siguiente aldea que pueden visitar con el barco volador es Onlak. Al parecer, antes había un santuario junto a aquella población, pero…
  —Dicen que el santuario se hundió en el mar hace doscientos años —asegura un anciano—. Ahora hay sirenas viviendo allí. O, al menos, eso dicen.
  Los Guerreros de la Luz se acercan a los muelles a investigar. Lo primero que les llama la atención es el barril con periscopio que hay allí amarrado. Una mujer se lo explica.
  —Decidí salvar a las sirenas que viven en el fondo del mar y construí este submarino valiéndome de un barril. Pero, cuando me sumergí, empezó a faltarme el aire y no podía respirar.
  En cambio, con el oxilíquido que les regaló el hada, los aventureros no tendrían problemas en sumergirse tanto tiempo como fuera necesario. La mujer les regala su “submarino”… y desaparece. Solo era una ilusión creada por las sirenas para ponerse en contacto con aquellos héroes.
  El santuario hundido no solo es el hogar de las sirenas, sino también de Kraken. Fue él quien hundió el santuario, y también, como es obvio, quien pone en peligro la vida de las sirenas. Además, se trata de uno de los cuatro demonios que custodian los Cristales.
  —Los humanos sois una caja de sorpresas. No imaginaba que os encontraría aquí. Pero ¿de veras pensáis derrotar al demonio del Agua en su propio territorio? ¡Idiotas! ¡Estas profundidades serán vuestra tumba!
  Con Kraken fuera de combate, el Cristal del Agua recupera su brillo mágico.
  Antes de abandonar el santuario hundido, los Guerreros de la Luz se llevan (ejem, roban, ejem) una Piedra Roseta de un cofre de las sirenas. Ahora sí, ya es hora de volver a la superficie.
  Todavía no hemos terminado en Onlak. Un hombre dice lo siguiente a los aventureros.
  —Kope ha estado contando una historia absurda sobre algo brillante que vio caer del cielo.
  Los Guerreros de la Luz, intrigados, buscan a Kope para escuchar ese relato de su propia boca.
  —¿Queréis que os cuente sobre el objeto brillante que vi? Creo que cayó cerca de la cascada que hay al norte. ¡Nadie me cree, pero pienso que se trata de una criatura mecánica!
  Merece la pena ir a investigar. Los aventureros usan la canoa para adentrarse en la cueva que hay tras la cascada. Allí hay una especie de gólem mecánico; sin duda, la criatura que Kope vio caer del cielo.
  —Os he estado esperando… Tomad este cubo… Tiamant… Fortaleza Voladora… Por favor…
  El gólem les hace entrega del Telecubo. Que no, no es un televisor. No saben para qué sirve, así que debe esperar su turno en el inventario. De momento, tiene preferencia la Piedra Roseta.
  Los Guerreros de la Luz vuelven a Melmondia, la aldea que estaba sufriendo los estragos del demonio de la Tierra, en busca de un estudioso llamado Une.
  —¿Me permitís ver esa placa? —pide a los viajeros—. ¡Pero… si es la Piedra Roseta! —Une salta de emoción—. ¡Ahora podremos descifrar la lengua lufenia!
  Descifrar y aprender un idioma no es algo que se haga en un abrir y cerrar de ojos. Concedámosles, pues, algo de tiempo. ¿Cuánto? El que creáis conveniente antes de pasar al siguiente capítulo.

Capítulo I.7 – Lufenia

  Ahora que conocen el idioma de Lufenia, los Guerreros de la Luz se dirigen a esta ciudad, situada al sur de Gaia. Sus habitantes tienen mucho que decir, así que dejemos que hablen.
  —Somos los lufenios, descendientes de la raza que vivía entre las nubes, la Gente del Cielo. Esa nave que usáis, el barco volador, fue construida por uno de nuestros ancestros, un hombre llamado Cid.
  —Este mundo está compuesto por cuatro fuerzas: Fuego, Tierra, Agua y Viento. Nosotros aprendimos a controlar el poder del Viento. Arriba, en el cielo, rodeado de un mar de estrellas, construimos un castillo flotante.
  —Hemos combatido a muerte contra Tiamant, la demonia del Viento. Pero nuestro poder no fue suficiente… La guarida de la demonia sigue siendo el castillo del cielo, la Fortaleza Voladora.
  —El castillo que flota sobre las nubes fue en su día el hogar de nuestros ancestros. La Torre Irreal es la puerta a ese castillo.
  —Tiamant absorbe el poder del Viento, la fuente de vitalidad de la Gente del Cielo.
  —Llegamos a la conclusión de que detrás de los cuatro demonios había otro ser dirigiéndolos. Enviamos cinco guerreros en su busca, pero hace tiempo que no sabemos nada de ellos.
  —Los cinco guerreros que enviamos eran nuestra última esperanza. Se dice que cayeron víctimas de una maldición demoníaca y que fueron convertidos en murciélagos.
  —Antes de partir, legendarios guerreros, llevaos esta campana. Os permitirá entrar en la Torre Irreal.
  Esa Torre Irreal que mencionan, el punto de acceso al Castillo Flotante, está en medio de un desierto próximo a Lufenia. Sin la campana no habrían podido entrar, de ahí que fuera tan necesario aprender idioma lufenio.
  En el nivel más alto de la Torre Irreal se topan con varios gólems mecánicos similares al que conocieron en la cueva que había tras la cascada de Onlak. Este gólem les entregó un Telecubo, cuyo uso desconocían. Ahora, al fin, van a aprender para qué sirve.
  —Usad el Telecubo para viajar hasta más allá del cielo. Llegaréis a la Fortaleza Voladora.
  Dicho y hecho.
  En el centro del castillo flotante hay un orbe que permite observar el mundo entero. Al visualizarlo desde allí arriba, los Guerreros de la Luz pueden ver algo que no se apreciaba desde el barco volador. Los altares de las cuatro fuerzas que componen el mundo (Fuego, Tierra, Agua y Viento) emiten una nebulosa que converge en un solo punto: ¡el Templo del Caos! Parece que tendrán que volver a la primera mazmorra del juego…
  Pero eso no será antes de enfrentarse a la dragona Tiamant.
  —Lich, Malilith, Kraken… Habéis derrotado a tres demonios y llegado a mi morada, la morada de la demonia del Viento. Qué osadía la vuestra. ¡Que la imagen de Tiamant, demonia del Viento, sea lo último que veáis de este mundo!
  Curiosidad: En la traducción española hablan de Tiamant en masculino, pero se trata de una equivocación. No es que sea muy importante, pero hay que respetar los pronombres.
  Los cuatro héroes matan a Tiamant (dije que hay que respetar su pronombre, no a ella) y reactivan el Cristal del Viento. ¡Ya están todos!
  Antes de abandonar la Fortaleza Voladora, los Guerreros de la Luz se llevan un buen trozo de adamantita, con la que Ferreiro, el herrero del monte Duegario, puede fabricarles la espada más poderosa: Excálibur. O eso dice él, porque, en realidad, más adelante hay una mejor: la Masamune. Pero no le quitemos la ilusión al afable herrero enano.

Capítulo I.8 – Caos

  Los Guerreros de la Luz regresan al Templo del Caos, cerca de Cornelia. En la sala donde lucharon contra Garland y rescataron a Sara hay un orbe oscuro, rodeado por varios murciélagos. ¿Recordáis que los lufenios sospechaban que había una mente maestra dirigiendo a los cuatro demonios elementales, y que dijeron que habían enviado a cinco guerreros a buscarlo, pero que nunca regresaron? Pues aquí los tenéis. En realidad, estos murciélagos llevan ahí desde el principio del juego, pero ahora no solo conocemos su identidad, sino que podemos oír sus voces.
  —Somos la Gente del Cielo. Hemos venido a este templo a investigar la causa del ocaso del mundo. De eso hace ya cuatrocientos años…
  —La maldición de los demonios nos convirtió en lo que veis y nos enmudeció. ¡La Luz de los Cristales nos ha permitido recuperar el habla!
  —El poder que los cuatro demonios absorbían de los Cristales era enviado al pasado por el Cristal Negro. Este lleva enturbiando la hermosa Luz de los Cristales desde mucho antes de lo que podemos recordar. Estamos tan solo a unos pasos de la verdadera raíz del mal.
  —La Luz… La Luz de los cuatro Cristales… ¡La que hemos buscado desde el principio! ¡Esa Luz abrirá el portal del tiempo! A través de él, viajaréis dos mil años atrás y llegaréis al comienzo del ciclo del tiempo infinito.
  —¡Haced brillar la Luz de los cuatro Cristales sobre el Cristal Negro que hay en el centro! Eso permitirá regresar a este templo tal y como era dos mil años antes.
  Si en vez de hablar con los murciélagos, hubiesen hablado con los doce sabios de Lago Creciente, estos les hubiesen contado algo parecido. Los sabios mencionan que se ha creado un bucle temporal, que comienza hace dos mil años y termina en el presente. De hecho, el final del bucle fue hace pocos días, cuando el culpable retrocedió en el tiempo para salvarse. Seguro que podéis haceros una idea de quién se trata…
  Siguiendo las indicaciones de aquellos cinco antiguos guerreros, ahora convertidos en murciélagos, los jóvenes aventureros presentan sus cuatro Cristales ante el orbe oscuro del Templo del Caos. Al hacerlo, se ven transportados dos mil años al pasado.
  Los Guerreros de la Luz deben volver a enfrentarse a Lich, Malilith, Kraken y Tiamant. Sus versiones del pasado son más poderosas, pero nada de lo que estos valientes héroes no puedan hacerse cargo.
  Dato importante: Hay un pasadizo secreto en el Templo del Caos que solo se abre al tocar unas notas con el laúd que les regaló la princesa Sara al principio de la aventura. Hicieron bien en conservarlo tanto tiempo.
  Con los demonios exterminados, ahora de verdad de la buena, solo queda un rival que abatir. La mente maestra detrás de todo.
  —¿Os acordáis de mí? En su día fui caballero de Cornelia. Dentro de dos mil años, vosotros me arrebataréis la vida. Soy Garland. Sí, es cierto que me derrotasteis aquella vez. ¡Pero las cuatro grandes fuerzas me salvaron al enviarme hacia atrás en el tiempo! Al llegar aquí, envié a los cuatro demonios al futuro, donde usarán de nuevo las cuatro grandes fuerzas… ¡para enviarme al pasado! Dentro de dos mil años, no recordaré nada de esto. —Garland se transforma en el demonio Caos—. Pero volveré y renaceré aquí mismo. ¡En este pasado en el que vosotros pereceréis y donde viviré eternamente! ¡Renaceré sin fin en este incesante ciclo que he creado!
  Final Fantasy I me encanta, pero no sé si coincidiréis conmigo en esto: el bucle temporal no se sostiene por ninguna parte. Vale, Garland no ha muerto porque ha regresado al pasado, donde retomará sus planes hasta volver al presente…, ¿donde volverá a ser derrotado y enviado al pasado? Pues ya estaba el problema resuelto, ¿no? ¿Qué más da que exista un bucle temporal, si ya ha terminado? Tendría sentido que quisieran romperlo si estuviesen en mitad del bucle, no después de su conclusión. Y la prueba de que Garland, o Caos, ya no supone ningún peligro en el presente, es que no existe allí, porque los demonios lo enviaron al pasado. Si el pobre hombre quiere vivir y morir continuamente, dejad que sea feliz.
  Pero no. Los Guerreros de la Luz lo matan también en el pasado, por si acaso. Y con esto, colorín colorado, la primera entrega de la mejor saga de la historia se ha acabado. Aplausos.
   
  “Las cadenas del tiempo se rompieron…
  Concluyó así un conflicto de más de dos mil años, y la paz volvió a reinar.
  La Luz de los cuatro Cristales restituyó la energía del Viento, del Agua, de la Tierra y del Fuego.
  La ira incontenible de Garland se había desatado durante dos mil años a causa de un hecho desafortunado.
  Su odio se nutrió del poder de las cuatro fuerzas que rigen nuestro mundo, y eso permitió que surgieran los demonios del Caos.
  El mundo quedó a oscuras y se llenó de monstruos.
  Pero ahora todo ha terminado.
  Cuando las cuatro fuerzas volvieron a fluir correctamente, los guerreros se dispusieron a viajar en el tiempo para regresar al mundo del que procedían. Un mundo en el que volverían a encontrarse con la princesa Sara, la reina Jayne y hasta el mismísimo Garland.
  Pero… ¿Cuándo fue ese momento nefasto en que el tiempo comenzó a repetirse?
  Parecía que ese bucle temporal sería eterno. Pero todo cambió gracias a la valentía de cuatro jóvenes viajeros. Ellos sometieron a las fuerzas malignas y usaron su energía para iluminar el mundo.
  Nadie recordará lo que les tocó vivir a ellos cuatro, pues la ruptura del ciclo condenó los hechos al olvido.
  Pero en algún lugar del corazón de la gente queda un poso del recuerdo. En las historias que cuentan, vestidas de fantasía, perviven sus hazañas…
  Historias de elfos, enanos, dragones y civilizaciones perdidas pese a haber alcanzado los cielos…
  Ahora regresan los guerreros.
  Con los recuerdos del viaje guardados en lo profundo de sus corazones, en silencio cuidarán de nuestro mundo.
  Nunca olvidéis que las fuerzas del mundo deben ser usadas correctamente…
  Que el poder de la Luz jamás debe servir al mal…
  Y que los verdaderos Cristales están en vuestros corazones.
  Pues vosotros sois los guerreros que viajaron en el tiempo.
  Vosotros traéis la Luz…”.

Enlaces:

Introducción
Final Fantasy I: capítulos I.1-I.8 cursor
Final Fantasy II, parte 1: capítulos II.1-II.7
Final Fantasy II, parte 2: capítulos II.8-II.14
Final Fantasy III, parte 1: capítulos III.1-III.8
Final Fantasy III, parte 2: capítulos III.9-III.16

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