Apotheon tiene el honor de haber sido el primer juego que completo en PlayStation 4. Un juego que, dentro de su humildad, sirve para abrir las puertas a un nuevo presente en Makō Sedai: la llegada de la nueva generación.
Por cuestiones técnicas, no tiene sentido que este juego no esté también para PlayStation 3. Y creo que eso se está convirtiendo en algo habitual. Pero no le juzguemos por ello.
Historia
Apotheon nos lleva a un terreno que todos conocemos de sobra, y que por su complejidad y riqueza artística va a seguir acompañándonos hasta el fin de los tiempos. Me refiero a la mitología griega.
Zeus y el resto de dioses han dado de lado a los humanos, por lo que nuestra raza se ve en peligro de desaparecer.
Los dioses nos consideran seres insignificantes y prescindibles, nada más que un juguete que perdió valor para ellos, y que en ningún momento podrán suponer una amenaza. Pero entonces aparece Hércules Kratos Nikandreos.
En las manos de Nikandreos, en nuestras manos, está el hacer frente a todos estos dioses y salvar a la humanidad.
Jugabilidad
Apotheon es lo que se suele llamar un Metroidvania. Acción plataformera en 2D.
El control es algo distinto a lo habitual. No es difícil, pero cuesta más cogerle el truco. Puede parecer mucho más ortopédico que un juego de acción normal, ya que tenemos que ocuparnos de cosas como elegir en qué dirección (de los 360°) apuntar. Es algo que tiene sentido al luchar contra enemigos con escudo o al apuntar con el arco. Atacando cuerpo a cuerpo, sin embargo, es muy mejorable.
El objetivo principal es desafiar a varios dioses para recuperar sus «poderes», necesarios para la supervivencia humana.
Para ello tenemos que viajar hasta sus localizaciones, dentro de un mapa no demasiado grande pero con mucha libertad, y superar una serie de pruebas en cada una.
Suelen ser zonas muy distintas unas de otras, con lo que se consigue que el juego no canse en ningún momento (tampoco es muy largo; dura 7 horas).
Nikandreos puede llevar muchísimas armas al mismo tiempo: espadas, lanzas, dagas, arcos, jabalinas, mazas, hachas…
Conseguirlas es muy fácil, ya que encontramos por todas partes. Lo habitual (en vasijas, estantes o cofres) es obtener armas normales, pero en ocasiones, sobre todo al luchar contra enemigos fuertes o en habitaciones secretas, podemos conseguir armas especiales que hacen mucho más daño.
El motivo de poder llevar tantas armas es que se rompen. El icono del arma se va desgastando, hasta que ésta se desvanece. Por ello no es buena idea ir siempre con la mejor arma, sino que tenemos que elegir una u otra en función de los enemigos.
También hay que elegir si llevar un arma de dos manos, de una mano con escudo, o dejar una mano libre para la antorcha, en función de los enemigos y del lugar. Es decir, que está muy lejos de ser un machacabotones. Como dije antes, hay que saber jugar.
Conclusiones
Aunque no sea muy largo, y su aspecto pueda echar para atrás en un primer momento (estamos hablando de PS4, pero a mí me parece visualmente bonito y original), Apotheon es un juego bien hecho, algo distinto a lo habitual y divertido.
Si tengo que destacar un aspecto, sería algo de lo que no he hablado aún: la música. Le queda genial.
Cuenta también con un modo multijugador local, donde dos jugadores se enfrentan entre sí. No he podido probarlo, ya que sólo tengo un mando, pero me pareció curioso.
Con un sistema de combate más pulido y arreglando los bugs, tendría al alcance de su mano el segundo Cactilio. Toda una sorpresa.
Lo mejor:
– Retos muy distintos de un mundo a otro.
– Banda sonora.
Lo peor:
– El control puede ser un poco desesperante.
– Se me ha quedado pillado varias veces.
(Versión analizada: PlayStation 4)
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