Un par de horas puede ser tiempo suficiente para contar una historia elaborada y/o enrevesada. Así ha sido siempre en el cine; no veo por qué iba a ser diferente en un videojuego.
What Remains of Edith Finch («What Remains» desde ahora) lo consigue sacrificando, en parte, la jugabilidad. Pero ya hablaremos de eso más adelante; por ahora conozcamos a esta más que curiosa familia noruega: los Finch.
Historia
Edith es la última superviviente de la familia Finch. Y lo de «superviviente» no es una forma de hablar, pues la mala suerte ha querido que gran parte de sus miembros hayan sufrido un final tan inesperado como precipitado.
Una «mala suerte», por otro lado, que algunos prefieren denominar «maldición»…
Antes de morir, la madre de Edith hizo entrega a su hija de una llave, cuyo uso ni siquiera le revela. Para descubrirlo, debe volver a su antiguo hogar, ahora abandonado, e investigar por su cuenta y riesgo.
Queda en manos de Edith, en las nuestras, descubrir toda la verdad acerca de esa supuesta maldición familiar. Una verdad que le ha sido ocultada toda su vida por algún motivo…
La mansión Finch
What Remains no es una aventura gráfica. Prácticamente no hay puzles, ni objetos que recoger. Su dificultad es nula. El juego nos lleva de la mano durante la investigación, así que nuestra labor se limita a «avanzar y mirar», pero con el grado extra de inmersión que proporciona tener libertad de movimiento. Que conste que no es una crítica, sino una apreciación objetiva, para que comprendáis en qué consiste.
Sin embargo, no todo el juego es tan simple como lo estoy describiendo. Me vais a permitir que adelante algo, pues el argumento no es realmente importante (luego digo por qué): la clave de What Remains es ir descubriendo cómo murieron los Finch, y esto se hace mediante diarios, cartas u otros textos que encontramos en sus habitaciones. Mientras Edith lee, nosotros pasamos a controlar al familiar en cuestión, lo cual no implica únicamente vivir su parte de la historia, sino que suelen tener un estilo diferente, y que, en algunos casos, lo hace parecer un videojuego completamente distinto. Tal vez el efecto sea menor después de leer esto, pero What Remains sabe cómo sorprender desde el principio.
De entre todos los relatos de los familiares quiero destacar dos, que me han parecido especialmente remarcables por su estilo y originalidad: las historias de Barbara y Lewis.
Vuelta a casa
What Remains cuenta con un planteamiento básico pero intrigante. Recordemos: antes de morir, la madre de Edith hizo entrega a su hija de una llave, cuyo uso ni siquiera le revela. Debe volver a su antiguo hogar, ahora abandonado, y descubrirlo por sí misma.
Vale, de acuerdo: estamos ante una historia de misterio… ¿O no?
Quiero dejar esto bien claro, para que no haya equívocos y decepciones: lo importante de What Remains no es la intriga sino la experiencia. Al acabar, descubriréis que hay más preguntas que respuestas. Si lo aceptáis, podéis disfrutar de una corta pero interesante experiencia, olvidable en su mayoría, pero lo suficientemente original como para que haya merecido la pena. Y si no…, bueno, solamente habréis perdido dos horas.
Lo mejor:
– Originalidad en determinados planteamientos.
Lo peor:
– La historia principal queda en segundo plano.
– Jugablemente no tiene nada.
(Versión analizada: PlayStation 4)
¿Básicamente es lo mismo de Gone Home? Pasearte por la casa, muy buena ambientación y a otra cosa.
La base es parecida, pero uno basa la jugabilidad en las notas repartidas por la casa, mientras que el otro apenas tiene objetos, e intenta aportar algo (ligeramente) a nivel jugable, con la variedad de situaciones.
Otro gone home no por favor!
Indudables las enormes similitudes con Gone Home, aunque también este es mucho mejor al ser más corto, no tener «distractores», permitir interactuar (aunque sea mínimo) en las historias o recuerdos y la calidad de algunas partes del juego, sin duda son 2 o 3 horas bien invertidas