Once chicas despiertan en una sala de aspecto medieval, sentadas alrededor de una larga mesa, con sacos cubriendo sus cabezas. Sus pies están encadenados al suelo. Es un sitio aparentemente desconocido para todas ellas, y ninguna parece recordar cómo llegaron hasta allí.

No puedo evitarlo ni quiero ocultarlo: mi corazón de novelista grita de emoción.

Re:cordar

Estamos ante una serie japonesa de suspense, disponible en Netflix, y de duración relativamente corta (13 capítulos de entre veinte y treinta minutos).

¿Y qué tiene de especial para que haya decidido hablaros de ella?

No os voy a engañar: no es una serie especialmente destacable, no tiene personajes memorables, y cuenta con algunas escenas que rozan la vergüenza ajena. Sin embargo, me ha parecido lo suficientemente original e intrigante como para mantener mi interés hasta el final, lamentando que acabara (especialmente de la forma que lo hizo…, pero ese es otro tema).

Todo te recuerda a algo

Al principio, como es lógico, las chicas están muy asustadas y desesperadas por escapar de lo que apunta a ser un secuestro con aviesas intenciones. Ninguna entiende qué ha podido llevar a alguien a secuestrarlas, siendo simples estudiantes de instituto…

¿Por qué a ellas? ¿Por qué todo mujeres? ¿Por qué a once compañeras de clase? ¿Por qué no a las demás estudiantes con las que comparten aula? ¿Acaso se están ocultando algo entre ellas… o nos lo estarán ocultando a nosotros?

La solución, como indica el título, está en su memoria.

Lo último que quiero es sonar racista, pero tengo que ser sincero: durante los primeros capítulos, he tenido serios problemas para diferenciar a las protagonistas. No, no son iguales…, pero sí lo suficientemente parecidas como para necesitar de muchas escenas para poder distinguirlas correctamente. Esto juega contra el espectador. Entiendo que quieran hacerlo realista, pero no les costaba nada poner algún elemento diferenciador, más allá de las gafas en dos de ellas (menos mal).

Al menos no es así en personalidad, donde sí se han esforzado en asociar una característica llamativa a cada una: la inteligente, la bromista, la borde, la conciliadora… Además, enseguida se nota una muy buena química entre las once chicas (lo cual no es casualidad, ya que todas ellas pertenecen a un grupo de J-pop llamado Keyakizaka46).

Insisto en que el resultado, aunque no me atrevería a definirlo como «bueno», sí es interesante y atractivo para un espectador sin demasiadas pretensiones, que acepte jugar con las reglas propuestas por Re:Mind y proteste lo menos posible.

Por último, aunque no quiero desvelar nada, os adelanto que a medida que avanza la trama se tratan temas de relativa profundidad que nos pueden hacer reflexionar. No mucho, sinceramente, porque todo en Re:Mind pinta a historia para adolescentes…, pero al menos es una que yo me alegro de haber conocido, y que seguiría viendo encantado si durase otros trece o veinte capítulos.