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Capítulo 1 – Introducción

  —En el vasto y profundo bosque de Hyrule, he servido como espíritu guardián. Soy conocido como el Árbol Deku. Los niños del bosque, los kokiri, viven aquí conmigo. Cada kokiri tiene su propia hada guardián. Sin embargo, hay un chico que no tiene un hada…
  Un pequeño y brillante ser alado se aproxima al Árbol Deku. Tiene una misión que cumplir.
  —Oh, Navi el hada. Escucha mis palabras, las palabras del Árbol Deku. ¿Lo sientes? Un clima maligno está descendiendo sobre el reino… Las fuerzas malévolas se están reuniendo ahora para atacar Hyrule… Desde hace tiempo, el Bosque Kokiri, fuente de vida, ha permanecido como una barrera que disuadía a forasteros y mantenía el orden mundial… Pero, contra esa tremenda maldad, incluso mi poder no es nada… Ha llegado el momento de que el chico sin un hada comience su viaje… El joven cuyo destino es conducir a Hyrule por el camino de la justicia y la verdad… Navi, ¡ve ahora! Encuentra a nuestro joven amigo y guíalo hacia mí… No me queda mucho tiempo… ¡Vuela, Navi, vuela! ¡El destino del bosque…, no, del mundo, depende de él!
  Sin perder ni un segundo, el hada Navi vuela hacia el poblado de los kokiri. Y no tarda mucho en hallar al chico que estaba buscando…

Capítulo 2 – El niño sin hada

  Link permanece de pie, confundido, frente a los muros de un imponente castillo. El puente levadizo desciende lentamente, mientras el joven chico rubio, muy asustado, se pregunta cómo ha llegado hasta allí. Un caballo blanco sale del castillo a toda velocidad. Sobre él hay dos mujeres. Link se fija especialmente en la más joven, una bella muchacha que le devuelve la mirada con expresión de tristeza. Entonces, aparece un segundo caballo, completamente negro, manejado por un hombre de aspecto amenazador y pelo rojizo.

  —¡Hola, Link! ¡Despierta! ¡El Gran Árbol Deku quiere decirte algo! ¡Levanta, Link!
  Todo había sido una pesadilla. Cuando Link abre los ojos, ve a su lado a uno de esos pequeño seres brillantes y alados que acompañan a todos los habitantes del pueblo… menos a él. Aunque eso está a punto de cambiar.
  —¡Soy Navi el hada! ¡El Gran Árbol Deku desea que sea tu compañera! ¡Encantada de conocerte! ¡El Gran Árbol Deku te ha convocado! ¡Así que vamos ahora mismo!
  Link se dispone a salir de la casa donde vive solo, cuando una chica de pelo verde llega corriendo para hablar con él. Es su amiga Saria.
  —¡Hola, Link! —la chica observa a Navi—. ¡Guau, un hada! ¡Estoy feliz por ti! ¡Ahora ya eres un kokiri, Link!
  —El Gran Árbol Deku me ha convocado —explica el chico (en el juego no habla, pero voy a tener que inventarme alguna de sus respuestas para dar sentido a las conversaciones).
  —¿En serio? ¡Es un gran honor hablar con el Gran Árbol Deku! Te esperaré aquí. ¡Vamos, ve a ver al Gran Árbol Deku!
  Link se marcha, dejando atrás a su amiga. Por desgracia, no tarda en encontrarse con su primer obstáculo: Mido, el guardián de la entrada de la aldea, le prohíbe salir sin una espada y un escudo. En realidad, lo hace por un buen motivo, ya que hay monstruos por el camino. Salir sin ir correctamente preparado sería un suicidio. Aunque también tiene sus propios motivos personales, y es que ese tal Mido no acepta a Link como uno de los suyos, y está celoso de la amistad entre Link y Saria. Descubrir que el Árbol Deku lo ha convocado, no ha hecho más que aumentar su envidia.
  Gastándose todas sus rupias, Link compra un escudo en la tienda. Espadas no venden, así que el chico decide “coger prestada” la Espada Kokiri, que éstos tienen guardada en un cofre. Una vez debidamente equipado, Link reanuda su marcha, ya sin la oposición de Mido.
  Tras deshacerse de unos cuantos monstruos débiles, Link llega ante el Árbol Deku.
  —Link… Bienvenido… Escucha bien lo que tengo que decirte… Tus sueños no han tenido descanso estas lunas pasadas, por las pesadillas… Los aliados del mal se fortalecen, un clima de maldad se extiende por todo Hyrule y causa pesadillas a quienes lo sienten… Ciertamente, tú lo has sentido… Link, es la hora de que pruebes tu valor… He sido maldecido… Necesito que rompas la maldición con tu sabiduría y valor. ¿Tienes suficiente valor para encargarte de esta tarea?
  —Sí.
  —Entonces, entra, Link. Y tú también, Navi.
  El Árbol Deku abre una cavidad en su tronco, permitiendo al chico y al hada acceder a su interior.

Capítulo 3 – La leyenda de la Trifuerza

  El interior del Árbol Deku está plagado de monstruos, a consecuencia de la maldición que cae sobre el árbol protector de los kokiri. Para sanarlo, como de costumbre en la saga, Link debe derrotar al jefe de la mazmorra.
  Dentro de un cofre, el chico encuentra la Resortera de las Hadas, también llamada “tirachinas”. Le viene de perlas para derrotar a la Reina Gohma, una araña gigante que ha hecho de aquel lugar sagrado su nuevo hogar, y cuyo punto débil es un gran ojo, que sería imposible golpear con un arma de corto alcance.
  Tras cumplir con su objetivo, Link regresa al exterior.
  —Bien hecho, Link —dice el Árbol Deku—. Has demostrado verdaderamente tu valor. Ahora, tengo más que contarte, si quieres escucharme…
  —Sí —es su respuesta estándar, acostumbraos a ella.
  —Un malvado hombre del desierto me lanzó esta terrible maldición —el Árbol Deku muestra unas imágenes en la mente de Link, donde se ve a un hombre de pelo rojizo, el mismo de su pesadilla, cabalgando a lomos de un caballo negro—. Este hombre malvado usa incesantemente sus viles poderes mágicos en busca del Reino Sagrado que está conectado a Hyrule… En ese Reino Sagrado es donde se encuentra la reliquia divina, la Trifuerza, que contiene la esencia de los dioses… Antes de que el tiempo, los espíritus y la vida existieran, tres diosas doradas descendieron sobre el caos que había en Hyrule. Din, diosa del poder. Nayru, diosa de la sabiduría. Darore, diosa del valor. Din, con sus fuertes brazos de fuego, cultivó los campos y creó la tierra roja. Nayru esparció su sabiduría por la tierra y le dio el espíritu de ley al mundo. Farore, con su rica alma, produjo las formas de vida que mantendrían esa ley. Las tres grandes diosas, tras terminar su labor, regresaron a los cielos. Unos triángulos sagrados quedaron en el lugar donde las diosas dejaron el mundo. Desde entonces, esos triángulos sagrados han sido la base de nuestro mundo. Y el lugar de descanso de los triángulos ha sido el Reino Sagrado. Nunca debes permitir que el hombre del desierto con armadura negra ponga sus manos en la Trifuerza… No permitas nunca que ese hombre malvado entre en el Reino Sagrado de la leyenda… Ese hombre malvado que invocó mi muerte y debilitó mi poder… Por esa maldición, mi fin está cerca… Aunque tus valientes esfuerzos por romper la maldición tuvieran éxito, mi final está escrito ya… Sí, yo moriré muy pronto… Pero no os entristezcáis por mí. He sido capaz de contarte todos estos importantes asuntos antes de marcharme. Ésta es la esperanza final de Hyrule… Link, ve ahora al Castillo Hyrule. Allí seguramente conocerás a la Princesa del Destino. Toma esta piedra contigo. La piedra que tanto deseaba el malvado que me maldijo —el Árbol Deku entrega a Link la Esmeralda Kokiri, o Piedra Espiritual del Bosque—. El futuro depende de ti, Link… Tú tienes el valor… Navi el hada, ayuda a Link a hacer mi voluntad… Te lo suplico, Navi… Adiós…
  El árbol queda en silencio, mientras su color torna a una tonalidad más oscura. Deku ha muerto.
  Link debe abandonar el Bosque Kokiri para poner rumbo al Castillo Hyrule, donde espera la Princesa del Destino. Cuando está a punto de iniciar el viaje, Saria acude a su encuentro.
  —Oh, te vas… Yo sabía que abandonarías el bosque algún día, Link, porque tú eres diferente de los demás… Pero está bien, porque siempre seremos amigos, ¿verdad? Quiero que tengas esta ocarina… Por favor, cuídala muy bien —Saria entrega a Link una ocarina, un instrumento musical de viento—. Espero que me recuerdes y vuelvas al bosque a visitarme.
  Sin dar las gracias ni despedirse, porque lo que tiene de héroe lo tiene de cabrón, Link se da la vuelta y sale corriendo de allí.

Capítulo 4 – El inicio del viaje

  Tras dejar atrás el Bosque Kokiri, el chico y su hada llegan a la llanura de Hyrule. Sin tiempo para buscar el castillo, un búho se acerca a ellos, posándose sobre la rama de un árbol cercano.
  —¡Uh! ¡Parece que finalmente llegó el momento de que comiences tu aventura! Encontrarás muchas dificultades adelante. Ése es tu destino. No te desalientes, ¡ni en los momentos más difíciles! ¡Uh, uh!
  El búho, que parece dispuesto a ayudar a Link, le indica el camino hacia el Castillo Hyrule. Después, se marcha volando por donde vino.
  Link y Navi no tardan en encontrar el castillo, rodeado por un poblado mucho más grande y avanzado que la aldea de los kokiri. Por desgracia, el acceso al castillo está prohibido para gente no autorizada. Y, como es obvio, Link se incluye en ese grupo. El chico decide infiltrase, esquivando las miradas de los guardias, pues su misión es demasiado importante como para abandonar ahora. La Princesa del Destino debe conocer la amenaza que se cierne sobre Hyrule.
  En el patio del castillo, Link se encuentra con una chica rubia, con traje de sacerdotisa, o algo parecido, que se asusta al ver al intruso.
  —¿Quién eres? ¿Cómo pasaste por los guardias? Oh, ¿qué es eso? —la chica se fija en Navi—. ¿Es un hada? Entonces, tú… ¿vienes del bosque?
  —Sí.
  —Por casualidad, no tendrás la Piedra Espiritual del Bosque, ¿verdad? Una piedra verde y brillante…
  —Sí, la tengo. Es la Esmeralda Kokiri.
  —¡Justo como pensé! Tuve un sueño… En el sueño, nubes oscuras de tormenta amenazaban todo Hyrule… Pero, de repente, un rayo de luz salió del bosque, partiendo las nubes e iluminando el suelo. La luz se convirtió en una figura sosteniendo una brillante piedra verde, seguido por un hada. Sabía que ésta era una profecía de que alguien vendría del bosque. Sí, creo que tú podrías ser el elegido… —la chica hace una pausa—. ¡Oh, lo siento! ¡Te he contado mi historia, y ni siquiera me he presentado apropiadamente! Soy Zelda, princesa de Hyrule. ¿Cómo te llamas?
  —Link.
  —Qué extraño… De alguna forma, me es familiar. De acuerdo, entonces. Voy a decirte el secreto del Reino Sagrado, que ha sido pasado por la familia real de Hyrule. Por favor, no cuentes este secreto a nadie…
  —Vale.
  —La leyenda dice así… Las tres diosas ocultaron la Trifuerza conteniendo el poder de los dioses en algún lugar. El poder de conceder los deseos a aquel que tenga la Trifuerza en sus manos. Si alguien con un corazón justo pide un deseo, llevará a Hyrule a una época dorada de prosperidad… Pero si a alguien con una mente maligna se le concede su deseo, el mundo será consumido por la maldad… Así es como está escrito. Por eso los Sabios crearon el Templo del Tiempo, para proteger del mal la Trifuerza. El Templo del Tiempo es la entrada al Reino Sagrado. Pero la entrada está sellada con un muro de piedra llamado Puerta del Tiempo. Para poder abrir la puerta, se dice que se necesitan tres Piedras Espirituales. Y otra cosa que necesitas es el tesoro que la familia real guarda junto con esta leyenda: la Ocarina del Tiempo. ¿Lo has entendido?
  —Sí.
  —Olvidaba decírtelo. Justo ahora, estaba espiando por esta ventana —Zelda señala hacia una ventana próxima—. El otro elemento de mi sueño… Las nubes oscuras… ¡Creo que simbolizan a ese hombre de ahí!
  Link se asoma por la ventana. Y ahí está él. El mismo hombre de pelo rojizo de sus pesadillas. El “hombre del desierto” que mató al Árbol Deku.
  —Ése es Ganondorf —dice la princesa—, el líder de los gerudo. Ellos vienen del desierto del lejano oeste. Aunque él le jura lealtad a mi padre, estoy segura de que no es sincero. Las nubes oscuras que cubrían Hyrule en mi sueño… ¡Deben de simbolizar a ese hombre!
  Ganondorf gira la cabeza hacia la ventana y sonríe. Ha visto a Link. El chico se oculta rápidamente, asustado.
  —Le conté mi sueño a mi padre —sigue Zelda—. Sin embargo, no creyó que fuera una profecía… ¡Pero siento las malas intenciones de ese hombre! Ganondorf está en busca de nada menos que la Trifuerza del Reino Sagrado. ¡Debe de haber venido a Hyrule para obtenerla! Y quiere conquistar Hyrule… ¡No, el mundo entero! ¡Link, ahora somos los únicos que podemos proteger Hyrule! ¡Por favor! Me temo que… Tengo la sensación de que ese hombre destruirá Hyrule. ¡Tiene un poder terrible! Pero, afortunadamente, tú has venido… ¡No debemos dejar que Ganondorf tenga la Trifuerza! ¡Protegeré la Ocarina del Tiempo con todo mi poder! ¡Debes encontrar las otras dos Piedras Espirituales! ¡Debemos obtener la Trifuerza antes que él para derrotarlo! Una cosa más. Toma esta carta. Estoy segura de que te será de ayuda.
  Otra mujer llega junto a ellos. Es alta y de complexión fuerte.
  —Soy Impa, de los sheikah. Soy la responsable de proteger a la princesa Zelda. Todo es exactamente como ella lo predijo. Eres un chico valiente… Estás dirigiéndote a una gran aventura, ¿verdad? Mi papel en el sueño de la princesa era enseñar una melodía a aquel que venía del bosque. Ésta es una antigua melodía heredada por la familia real. He tocado esta canción para la princesa Zelda como una nana desde que era un bebé… Hay un poder misterioso en estas notas.
  Impa enseña a Link la “Nana de Zelda”, para que el chico pueda tocarla con la ocarina de Saria en caso de necesidad.
  —La canción tiene un poder misterioso —explica la sheikah—. Sólo a los miembros admitidos por la familia real se les permite aprenderla. Así que te ayudará a probar tu conexión con la familia real.

Capítulo 5 – Segunda Piedra Espiritual

  La guardiana de la princesa acompaña a Link hasta las afueras del castillo, evitando que pueda ser detectado por los soldados.
  —Debes ser valiente. ¡Debemos proteger nuestra tierra, Hyrule! —Impa señala a lo lejos—. Échale un vistazo a esa montaña. Es la Montaña de la Muerte, hogar de los goron. Tienen la Piedra Espiritual de Fuego. Al pie de la Montaña de la Muerte encontrarás mi pueblo, Kakariko. Allí es donde nací y crecí.
  Impa se marcha, dejando al kokiri y su hada solos de nuevo. Ahora todo depende de ellos.
  Siguiendo las indicaciones de la mujer, Link llega a Kakariko, un poblado mucho más pequeño que el que rodea al castillo. Tras mostrarle la carta de Zelda al guardia encargado de vigilar el camino que lleva a la montaña, éste accede a dejarlo pasar.
  En la ladera de la Montaña de la Muerte vive una raza de grandes y rechonchos seres comerrocas. Son los goron. Link se acerca a uno de ellos y le pregunta por la Piedra Espiritual de Fuego.
  —¿La Piedra Espiritual? El Gran Hermano Darunia se la llevó. Luego, se encerró en su habitación y no ha vuelto a salir. Desde entonces, parece como si las luces de la ciudad se hubiesen apagado. Todos parecen estar deprimidos…
  Link se planta frente a la habitación de Darunia y saca su ocarina. Tras tocar la “Nana de Zelda”, la puerta se abre. El líder de la aldea ha reconocido esa melodía.
  —¡¿Quién eres tú?! Cuando escuché la canción de la familia real, creí que había llegado su mensajero, pero… ¡tú eres sólo un niño! ¿Ha perdido Darunia, el gran jefe de los goron, tanta clase como para ser tratado así por su hermano leal, el rey?
  Pese a sus protestas, Darunia acepta explicar a Link el problema que está sufriendo su pueblo. La Caverna Dodongo se ha llenado de monstruos. ¿Y qué tiene de especial ese lugar? De allí sacan las rocas que sirven de principal fuente de alimento para los goron. Se conoce que todas las demás piedras de la montaña no les satisfacen igual. Además, alguien ha colocado una roca enorme bloqueando la entrada. Al parecer, la culpa la tiene “un gerudo de negra armadura”. Todas las sospechas apuntan a Ganondorf.
  —¡La gente muere de hambre por falta de rocas! —protesta Darunia—. Pero… ¡esto es problema goron! ¡No necesitamos ayuda de extranjeros!
  Tras la negativa del Gran Hermano, Link decide investigar las grutas goron por su cuenta. Para su sorpresa, uno de los caminos conduce al Bosque Perdido, muy cerca de la aldea kokiri. Y allí, en la entrada del bosque, está su nuevo amigo, el búho.
  —Después de atravesar el Bosque Perdido, llegarás al Prado del Bosque Sagrado. Es un lugar donde pocos han conseguido entrar… ¿Eh? ¿Qué es eso? Puedo escuchar una misteriosa melodía.
  Link también la oye. ¿De dónde viene esa música? Agudizando el oído, Link avanza en busca del origen de aquella melodía. Sus pasos lo llevan hasta el Prado Sagrado, donde se reencuentra con Saria, quien está tocando tranquilamente otra ocarina.
  —¡Te he estado esperando, Link! Éste es el Prado del Bosque Sagrado. ¡Es mi lugar secreto! Siento que… este lugar será muy importante para ambos algún día. Si tocas la ocarina aquí, podrás hablar con los espíritus del bosque.
  La kokiri enseña a Link a tocar aquella melodía, a la que llamaremos “Canción de Saria”, la cual, asegura, podrá comunicarlos telepáticamente, aunque estén muy lejos el uno del otro.
  Link deshace sus pasos y regresa a Ciudad Goron, donde decide tocar la “Canción de Saria” al jefe Darunia. ¿Que por qué? Bueno, pues porque sí. Al escucharla, el estado anímico de Darunia mejora de golpe.
  —¡Qué buena melodía! ¡Sólo con eso, mi depresión ha desaparecido! ¿Quieres la Piedra Espiritual de Fuego? La Piedra Espiritual de Fuego, también conocida como el Rubí Goron, es el tesoro oculto de mi raza… Pero ¡espera un momento! No voy a entregártela tan fácilmente. Si la deseas tanto… ¿Por qué no destruyes a los monstruos que hay dentro de la Caverna Dodongo y pruebas que la mereces?
  Tras abrir la caverna usando unas plantas-bomba que crecen por la zona, y derrotar al monstruoso Rey Dodongo haciéndole tragar unas cuantas de esas bombas, Link cumple con el encargo, sin dejar de preguntarse por qué un pueblo que se está muriendo de hambre no se ha molestado ni en intentarlo. Ya no eliminar a los monstruos, sino al menos romper la piedra de la entrada… o comérsela.
  El caso es que Link acaba de salvar a los goron, y, como recompensa, Darunia le hace entrega de la segunda Piedra Espiritual: el Rubí Goron. ¡Viva!

Capítulo 6 – Tercera Piedra Espiritual

  Link no tiene ni la menor idea de dónde puede estar la tercera Piedra Espiritual, así que decide preguntar a su amiga Saria. Link toca la canción que ella le enseñó, esperando que de verdad funcione esa comunicación a distancia. Y así es.
  —Estoy reuniendo las Piedras Espirituales —explica Link—. Tengo la Esmeralda Kokiri y el Rubí Goron. ¿Sabes algo sobre la última?
  —Te refieres a la Piedra Espiritual de Agua, ¿verdad? El Árbol Deku me dijo una vez que el Rey Zora, gobernante de los zora, la tiene en su poder.
  Ahora sólo queda encontrar dónde viven aquellos seres. Por suerte, no será muy difícil. En la llanura de Hyrule hay varias señales que indican por dónde se va al Río Zora, y no hace falta ser excepcionalmente inteligente para suponer que es ahí donde vive la raza del mismo nombre.
  Siguiendo el curso del río, Link encuentra una entrada oculta…, bloqueada por una fuerte cascada de agua. Es imposible cruzarla sin más. Afortunadamente, el búho vuelve para salvar la situación.
  —Ahí delante está el Dominio Zora. Los zora sirven a la familia real de Hyrule, protegiendo esta fuente de agua. Sus puertas no se abrirán a nadie que no tenga alguna conexión con la familia real.
  Blanco y en botella. Link sabe perfectamente cómo solucionar ese pequeño contratiempo: tocando la “Nana de Zelda”. Al hacerlo, el flujo de agua se detiene, permitiéndole atravesar la entrada secreta.
  Los zora son unos seres capaces de vivir debajo del agua, así que Link lo tiene un poco complicado para recorrer todas sus instalaciones. Sin embargo, uno de ellos le hace un regalo: una Escama Zora. Con ella, Link podrá aguantar la respiración más tiempo. Pocos segundos más, pero suficientes para seguir investigando sin ahogarse en el intento.
  Al parecer, la princesa Ruto, hija del Rey Zora, ha desaparecido. Muchos zora están buscándola en el Lago Hylia. Como agradecimiento por el regalo que le acaban de hacer, Link decide echarles una mano en la búsqueda.
  El Lago Hylia es bastante grande, y no hay ni rastro de la princesa, pero Link encuentra lo que promete ser una pista: una carta en una botella, sumergida varios metros bajo la superficie del lago. Es una carta de la princesa Ruto, así que Link decide entregársela directamente al rey. Tras leerla detenidamente, el Rey Zora se sobresalta.
  —¿Está dentro del Señor Jabu-Jabu? ¡Eso no es posible! ¡Nuestro dios guardián, el Señor Jabu-Jabu, nunca se comería a mi princesa Ruto! Pero… desde que ese extraño, Ganondorf, vino aquí, el Señor Jabu-Jabu tenía las agallas un poco verdes… Las evidencias son claras. Vas a ir a buscar a Ruto —por la cara—. Por favor, busca a la princesa inmediatamente…
  El Rey Zora indica a Link el camino hacia la Fuente Zora, guarida del Señor Jabu-Jabu. Es un lugar prohibido para todos aquellos ajenos a la familia real, pero no hay más remedio que hacer una excepción con el kokiri.
  Jabu-Jabu resulta ser un pez gigante. Y, si es verdad lo que ponía en aquella carta, la princesa está dentro. Pues habrá que comprobarlo, ¿no? Link consigue colarse a través de su boca mientras Jabu-Jabu está comiendo. Una vez dentro, tal y como sospechaban, logra encontrar a la joven Ruto. Pero lo cierto es que la princesa no se muestra especialmente agradecida…
  —¡Yo no pedí a nadie que viniera a rescatarme!
  —¿Y la carta embotellada? —pregunta Link.
  —¡No tengo ni idea de lo que estás hablando!
  —Tu padre está preocupado por ti.
  —¡No me importa! En todo caso, no puedo irme a casa ahora. ¡Así que vete! ¡¿Entendido?!
  Vaya con la princesa, qué zora está hecha. Perdón por el intento de chiste. Link trata de razonar con ella como mejor sabe, mirándola fijamente durante varios segundos, pero ella resiste sin inmutarse.
  —Estoy bien —dice Ruto, más calmada—. He estado viniendo al interior del Señor Jabu-Jabu desde que era pequeña. Aunque… hoy está muy raro.
  El verdadero motivo de que Ruto no quiera irse aún, es porque ha perdido algo. Con ayuda de Link, no tarda en encontrarlo. ¡Es la Piedra Espiritual de Agua!
  —Al fin encontré la Piedra Espiritual de mi madre… —dice ella—. Me enfadé muchísimo cuando el Señor Jabu-Jabu se la tragó. Ahora que la encontré, ¡no necesito estar más aquí! ¡Así que llévame a casa ya!
  ¿Son un poco déspotas estos zora o sólo me lo parece a mí?
  Antes de salir, Link descubre el motivo del extraño comportamiento del pez gigante: unas medusas, controladas por la anémona Barinade, están alterando sus pulsos vitales con ondas eléctricas. Tras acabar con todas ellas, usando un bumerán que Link encuentra en el estómago de Jabu-Jabu, el guardián de los zora vuelve a estar en plenas facultades físicas y mentales.
  Link y Ruto regresan junto al Rey Zora. Como recompensa, la princesa entrega al kokiri el Zafiro Zora. Es decir, la tercera Piedra Espiritual.
  —Mi madre me la dio y me dijo que sólo debería dársela al hombre que sería mi esposo. ¡Podrías llamarlo “el anillo de compromiso zora”!
  Link coge la Piedra sin pronunciar palabra y sale corriendo de allí. Es zora de regresar al castillo. Perdón de nuevo.

Capítulo 7 – Templo del Tiempo

  Cuando Link llega a las puertas de acceso al Castillo Hyrule, el puente levadizo desciende lentamente. Del otro lado surge un caballo blanco… Espera, ¿no es esto igual que la pesadilla que tuvo Link al principio de la aventura? Las mujeres que cabalgan sobre la grupa del animal son Impa y Zelda. Al ver a Link, la princesa arroja un objeto al río, momentos antes de que Ganondorf aparezca sobre su propio caballo negro.
  —¡Tú, ven aquí, pequeño insecto! —el hombre mira a Link—. Debes de haber visto el caballo blanco que acaba de pasar. ¿En qué dirección fue? —no hay respuesta—. Así que crees que puedes protegerlas de mí… Tienes agallas, chico —Link desenfunda su espada—. Je, je, je… ¡Me gusta tu actitud! —Ganondorf lanza una magia, derribando al kokiri—. ¡Patético chico tonto! ¡¿Sabes con quién estás tratando?! ¡Soy Ganondorf! ¡Y pronto gobernaré el mundo!
  El líder de los gerudo se marcha de allí, en busca del caballo blanco.
  En cuanto lo ha perdido de vista, Link se lanza al agua, esperando poder descubrir qué era aquello que Zelda arrojó al río. Y no tarda en encontrarlo. ¡Es la Ocarina del Tiempo que pertenece a la familia real de Hyrule!
  La ocarina tiene una especie de… mensaje de voz grabado.
  —Link… ¿Puedes oírme? Soy yo, Zelda. Link, cuando sostengas esta ocarina en tus manos, no estaré más por aquí… Quería esperarte, pero no puedo perder más tiempo… Al menos puedo dejarte la Ocarina del Tiempo y esta melodía —unas notas emergen mágicamente de la ocarina; es la “Canción del Tiempo”—. Esta canción abre la Puerta del Tiempo.
  El chico se dirige al Templo del Tiempo, un santuario que se encuentra dentro de los muros que rodean el Castillo Hyrule y la ciudad. Tras colocar las tres Piedras Espirituales sobre un altar, Link comienza a tocar con la Ocarina del Tiempo la canción del mismo nombre. Entonces, las tres Piedras empiezan a brillar, momentos antes de que una puerta se abra tras el altar.
  Lo que encuentra al otro lado de la puerta es una pequeña sala, totalmente vacía…, a excepción de una espada clavada en una piedra.
  Navi, sorprendida, se acerca volando a la espada.
  —Link, ¡¿no es ésa…?! ¡La espada legendaria! ¡La Espada Maestra!
  Link se sitúa junto a la piedra y pone sus manos alrededor del mango de la espada. Con un fuerte tirón, la Espada Maestra queda liberada.
  Entonces, todo se vuelve blanco a su alrededor…
  Antes de perder el conocimiento, Link escucha la voz de Ganondorf.
  —¡Je, je, je! Excelente trabajo. Como pensé, ¡tú tenías las llaves de la Puerta del Tiempo! Me guiaste a las puertas del Reino Sagrado… ¡Todo te lo debo a ti, chico!

Enlaces:

– La fantasía de Hyrule: Introducción
– A Link to the Past
– Link’s Awakening
– Ocarina of Time, parte 1: capítulos 1-7
– Ocarina of Time, parte 2: capítulos 8-16
– Majora’s Mask