Yakuza 4 cuenta la historia de cómo un joven (y atractivo) redactor de un blog de videojuegos se compró un videojuego pensando que era un simple machacabotones de acción por 10€ para pasar el rato, y descubrió que lo que tenía delante era uno de los mejores juegos de la generación.

Una historia llena de aventuras, enfrentamientos, humor, deporte y mafia japonesa.

¿Queréis conocer esta historia? Pues seguid leyendo.

ヤクザ – 893

Se podría decir que Yakuza es el hijo bastardo de Grand Theft Auto y Mafia. Del primero por su modalidad sandbox, además de su gran variedad de minijuegos y cosas extra que hacer fuera de la misión principal. Y del segundo, bueno, es lógico: la Yakuza es la Mafia japonesa.

Creo que no hace falta que os hable de la Yakuza. Si alguien está interesado, tiene la Wikipedia y 10.000 páginas más donde ver información. Vamos a centrarnos en hablar del juego.

Lo primero, decir que no he jugado a los tres primeros Yakuza, pero, afortunadamente, Yakuza 4 incluye un apartado donde podemos recordar los acontecimientos de estos juegos. Casi una hora de vídeos que los que no jugamos en su día agradecemos enormemente.

Una vez nos hemos puesto al día, empezamos el juego. Y lo primero que llama la atención es que el personaje al que manejamos no es Kazuma Kiryu (protagonista de los 3 primeros), sino un prestamista llamado Shun Akiyama. Su negocio, Sky Finance, se está volviendo muy famoso gracias a su peculiar método de trabajo: hace préstamos de dinero sin cobrar comisiones. Lo único que pide es que el solicitante supere un test. Y se dice que nadie que ha recibido un préstamo suyo a vuelto a requerir sus servicios.

Akiyama resulta ser una persona bastante normal, pero afortunada, ya que era un vagabundo hasta que el dinero, literalmente, le llovió del cielo (debido a una explosión en unas oficinas). Ahora maneja Sky Finance y Elise, un Hostess Club. Su vida cambia (más aún) cuando una mujer llega a su negocio. Su nombre es Lily, y le pide una cantidad enorme de dinero. Akiyama empieza a investigar sobre esta mujer y descubre que está metida en líos con los Yakuza, y envuelta en una serie de asesinatos. Todo relacionado con un hecho sucedido 25 años antes, que será el centro de la historia.

¿Qué pasó 25 años atrás?

Todo parece iniciarse, como suele pasar en la saga Yakuza, con una guerra entre familias. Porque todo en la forma de actuar de los Yakuza es tan tópico como pueda parecer: visten igual, están llenos de tatuajes, y harán cualquier cosa por su padrino líder. Y si eso incluye matar, para allá que van. Y en medio de todo este lío se ven envueltos, de forma más o menos directa, otros dos personajes: Taiga Saejima y Masayoshi Tanimura. Ambos, junto a Akiyama y a Kiryu (que obviamente no iba a quedar fuera del juego), tendrán que investigar qué narices hay escondido detrás de toda esta guerra de familias, en una historia que destaca por tener más giros de guión que 40 Metal Gear Solid juntos.

Al tema de los giros de guión en este juego le pasa como al final de los Silent Hill. El primer giro de guión te sorprende. El segundo puede que lo haga o puede que no. A partir del tercero… te lo esperas. Cuando llegas al 50 te ríes ya. En un mundo (el de la Yakuza, y japonés en general) donde está en tan alta estima el honor, la lealtad, la familia… queda un poco raro que el 99% de los personajes acaben traicionando a alguien, y no sólo eso, sino que posiblemente traicionen a 20 personas al mismo tiempo. Un lío, vaya.

La historia, a pesar de los protagonistas, acaba perdiendo interés por eso mismo. Es raro que un personaje “muerto” lo esté realmente y no aparezca después. Hasta que no llegan los créditos cuesta creer que realmente lo que pensamos que ha pasado es lo que realmente ha pasado. Y bueno, es una pena, porque la historia es muy adulta y con largas conversaciones, pero la forma de tratarla no es la más acertada.

Recorriendo Kamurocho

Por raro que parezca, la historia, aunque sea lo más importante, no es más que una pequeña parte del juego. Bueno, ya os lo comenté anteriormente, por eso lo comparaba con Grand Theft Auto. Aunque aquí no haya coches, podemos recorrer toda la pequeña ciudad de Kamurocho haciendo cosas secundarias. No es un mapa exageradamente grande, pero sí lo suficiente como para tardar un ratito en recorrerlo de punta a punta…

Kamurocho viene a ser una recreación del barrio de Shinjuku, en Tokio. He estado viendo fotos y, la verdad, está claro que es así. En este barrio virtual podemos hacer mucho más que hablar con NPC y pegar guantazos. Atención a la lista que he ido creando de cosas distintas que podemos hacer:

Golf, billar, dardos, bolos, aguas termales, ping pong, recreativas (dos juegos de naves), expendedora (inusualmente fácil), mahjong (ni idea de jugar, lo he intentado), un casino con ruleta, blackjack, póker, otro juego raro que no había visto en mi vida, salas con diez juegos distintos de cartas o fichas que tampoco conocía, karaoke, quedar con chicas (ampliando la posibilidad de los minijuegos anteriores, como hacer torneo de golf por parejas, por poner un ejemplo), buscar técnicas secretas, buscar los 3 millones de llaves escondidas por Kamurocho para abrir taquillas con regalos, salas de bailes eróticos, ayudar a los pobres, pescar, comprar ropa (bueno, y muchas otras cosas), ir a restaurantes o bares, minijuegos de persecución (en los que podemos ser el perseguidor o el perseguido), luchar en una máquina que crea rivales especiales a partir de datos de enemigos contra los que luchamos, dirigir el hostess club Elise, buscar basura para una tienda secreta, ayudar a un indigente a excavar en busca de un tesoro, luchar en el coliseo (con armas, sin armas, individual, por parejas, con reglas especiales… hay mucha variedad), entrenar a luchadores en el Dojo Sodachi, ayudar a la Guardia de Kamurocho, jugarnos la vida en la ruleta rusa, ayudar a la policía a resolver conflictos en Kamurocho (con Tanimura, que para eso es madero), entrenar en el Dojo Komaki, destrozar todas las pandillas de maleantes que intentan apoderarse del barrio… y más cosas que se me hayan pasado. Todo esto rodeado de un grandísimo humor japo, que siempre saben colar cosas absurdas dentro de ambientes serios.

Con todo eso y sumando las cosas que me he dejado, y muchas misiones secundarias (algunas larguillas), comprenderéis que haya dedicado casi 100 horas a este juego.

Combates

Aunque haya cien millones de cosas que hacer, lo que más haremos en el juego seguramente sea luchar. Y está claro, al jugar, que los combates no son una cosa más que hacer, sino que le han dedicado mucho esfuerzo. Y por eso les ha salido un sistema de combate tan bueno (dentro del género), que deja por los suelos a todos los GTA… y bueno, en mi opinión también a God of War y demás machacabotones.

Los combates son muy técnicos, y, aunque se pueden superar pulsando el mando como loco, tal y como suele pasar en este tipo de juegos, si le dedicamos esfuerzo podemos hacer combates bastante realistas, espectaculares… y sangrientos. Porque una cosa que llama la atención es lo violento que resulta este juego. No se cortan en nada. Puñetazos en la nariz, rodillazos en la frente, partir la espalda contra una valla… todo siempre con primeros planos salpicados de sangre.

Junto a la barra de vida tendremos otra de energía que al alcanzar un nivel nos permite utilizar algo similar a los finisher de la WWE. Estos golpes son los mejores y más brutales. Son los que me dejaron flipando en la demo y al final me hicieron comprar el juego…

En los combates también podemos usar armas de todo tipo, ya sea que hayamos comprado en tiendas, que se las quitemos a los enemigos, o cosas que encontremos por la calle (bicicletas, carteles…). Al usar armas pasa algo bastante curioso, y es que no solo quitaremos más vida sino que además puede que los enemigos se acojonen de nosotros. Sacar una espada y que un enemigo caiga de culo al suelo pidiendo clemencia, no tiene precio.

También hay que destacar que cada uno de los personajes tiene su estilo particular de combate, con sus movimientos y remates únicos. Akiyama basa su lucha en la velocidad de sus patadas. Saejima en la fuerza bruta y en su gran resistencia física. Tanimura en la técnica, en llaves y en esquivar golpes. Y Kiryu… No tiene la velocidad de Akiyama, ni la fuerza de Saejima, ni la técnica de Tanimura… pero casi. Es un luchador completo. Una máquina de matar (me he imaginado al aberroncho diciendo esto).

Bueno, de matar no. De herir. Porque, aunque parezca una tontería, es un detalle que yo valoro mucho. En los combates no tenemos que matar a los enemigos, sino dejarles inconscientes. Porque si matáramos a alguien iríamos a la cárcel, y se nos jodería el juego. Así que a mí me parece que está bien planteado de este modo.

Otros datos

Los gráficos del juego están bastante bien, pero hay que destacar especialmente a los personajes principales del juego. La captura de movimientos está MUY bien hecha, y hay planos que dejan con la boca abierta.

Las pocas canciones que tiene también están bastante bien, pero se echa muy en falta más melodías. La mayor parte del juego estamos sin música, con el sonido de fondo propio de la ciudad. Es una decisión respetable, así que no lo voy a criticar por ello.

El juego no ha sido traducido al español, por lo que nos tenemos que conformar con el doblaje japonés y los subtítulos en inglés. Yo, personalmente, no tengo quejas de ninguna de las dos cosas. Normalmente no me gustan nada los doblajes al japonés, pero éste me ha encantado. El carisma de los personajes ayuda mucho a esto. O a lo mejor es al revés. Da igual.

La duración del juego es muy variable. Si nos entretenemos con los minijuegos podemos tardar 100 horas o 200. Si no hacemos nada de nada, y nos limitamos a la historia, el juego debe durar lo normal en un juego de acción.

Conclusiones

Yakuza 4 es un juego que puede gustar mucho si cumplimos unas condiciones. Lo primero es que nos tiene que gustar la sociedad japonesa.

Hay que aceptar que en Yakuza 4 la historia tiene momentos puntuales de grandeza casi al estilo MGS, pero momentos más habituales llenos de clichés al estilo… películas de serie B. O Naruto.

Si aceptamos estas cosas, y si nos cautivan sus personajes y su estilo de combate, os aseguro que vamos a encontar algo muy por encima de un sandbox más, o un simple machacabotones.

Yakuza 4 es un juego muy completo, y jodidamente largo y divertido. Un juego que tiene tantas cosas que hacer, que, si nos gusta, nos puede tener entretenidos muchas, pero muchas semanas. Y ya no sólo en el juego en sí, sino también en el post-juego. Al completarlo se desbloquean un montón de retos, como luchar contra toda una familia Yakuza a la vez, o derrotar a enemigos sin atacarles (sí, se puede).

Yo, personalmente, cumplo con los requisitos necesarios para que me guste este juego. Me lo he pasado como un enano con todos y cada uno de los minijuegos, y con los combates, desde el primero hasta el último. Pero como, a diferencia de los blogs habituales de la red, en Makō Sedai sabemos distinguir el «me gusta» del «es lo mejor», le voy a tener muy en cuenta sus puntos negativos, principalmente la historia tan mal llevada. Y, os pongáis como os pongáis, la historia de un juego es en lo que más se debería trabajar, antes que todo lo demás. Y aquí pasa al revés. Por eso se va a tener que conformar con 2 Cactilios, que ni mucho menos es poco… pero que podía haber sido más. Porque Yakuza 4 es un juegazo. En mi caso, un juegazo inesperado.