Al llegar al pueblo de Yaughton, descubrimos que todos sus habitantes han desaparecido. Algunas casas están abiertas, otras cerradas con advertencias de «cuarentena», pero casi todo está limpio y ordenado, como si acabaran de marcharse. Lo único fuera de lugar son unas pocas manchas de sangre y pintura…
¿Qué ha pasado en Yaughton? ¿Dónde narices está la gente?
Una luz aparece ante nosotros. Se aleja lentamente, como si quisiera que la siguiéramos. Y, al hacerlo, nos va mostrando sucesos del pasado. Conversaciones entre algunas de las personas que vivían en Yaughton.
En algunos aparatos eléctricos también podemos escuchar conversaciones o monólogos, mientras que en otros sólo recibimos el mismo mensaje grabado, que repite sin parar una serie de números.
Con este planteamiento, ya sabéis lo que toca: ¡a investigar!
La propuesta es interesante, y la forma de llevarlo, original (pese a su evidente parecido con Gone Home). No podemos hacer otra cosa más que pasear en busca de información, algo que no me parece mal de por sí… pero que ya se ocupan ellos de que lo sea.
Primero, por lo leeeeeeento que es el personaje (anónimo, por cierto) que manejamos. Pulsando el botón de «correr» va más despacio que un anciano cojo con andador. Así que imaginad en las partes donde está deshabilitado ese botón…
El lugar es muy grande y no siempre indica por dónde seguir, así que se puede hacer pesado pese a ser tan corto.
Además de la historia principal, recorriendo el pueblo vamos conociendo las vidas y preocupaciones de varios vecinos. Esto ayuda a meterse en la historia, que, por otro lado, tiene muy poco que ofrecer… y decepciona a un nivel colosal.
Ya no es sólo que deje cosas sin explicar, que haya que aceptar otras porque sí, y más cosas que no puedo decir porque no es plan de destriparos el argumento. Es que todo, en su conjunto, resulta ser una chorrada pretenciosa y más vacía que la mitad superior de las bolsas de patatas fritas.
Lo que tiene, a cambio, es un despliegue visual que deja con la boca abierta. No por detalles, que en eso tiene muchísimo que mejorar (parece que todos los habitantes del pueblo son pobres, pese a que los desarrolladores quieren dar impresión de lo contrario), sino por el realismo gráfico (sin personajes es más fácil, también es verdad), y por la utilización artística en algunos momentos de las luces, y, especialmente, del cielo. Everybody’s Gone to the Rapture tiene uno de los cielos más bonitos que he visto nunca.
Si aceptamos que «videojuego» es toda obra de entretenimiento electrónica visual con interactuabilidad de una persona con un mando, pues vale, esto es un videojuego.
Pero es un juego donde el mayor reto es andar siguiendo una luz; respeto a quien considere que no es un juego en absoluto.
Os diría que es totalmente olvidable, pero claro, hay dos cosas que quizá os interesen:
Primero, el apartado gráfico; recorrer el escenario es una maravilla, pese a su carencia de objetos y la insufrible falta de velocidad.
Y segundo, algo mucho mejor que lo anterior, es la tremenda banda sonora que tiene Everybody’s Gone to the Rapture. Sólo por escucharla ya merece la pena.
Aurora
Lo mejor:
– Apartado visual.
– Banda sonora.
Lo peor:
– La historia es un bluf.
– El movimiento es desesperantemente lento.
(Versión analizada: PlayStation 4)
De momento me sigue pareciendo mejor el OTRO «everybody’s gone to the Rapture» (Bioshock XD). Pero ya le echaré un ojo a este, eso sí, no antes de Gone Home.